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Lunes, 10 Abril 2017 19:15

La “medida” de la energía

Para retomar los términos de Abraham Moles[1], diremos que, a la imagen de las ciencias llamadas exactas, las ciencias de lo impreciso (como lo son las de la Vida) deben construir una epistemología (reglas para llegar a la verdad), una metrología (ciencias y técnicas de la medida de lo impreciso) y una metodología (conocimiento de los procedimientos que le permiten al ser humano actuar sobre las cosas vagas, como el bienestar, la vitalidad, el entusiasmo, la amistad, la ética, etc.)

 

En el párrafo siguiente, daremos un primer paso hacia la epistemología de las ciencias de la Vida, mediante el estudio de un interesante modelo de funcionamiento de los sistemas vivos, el Modelo de Integración Funcional de los sistemas vivos auto-organizados (MIF) de Paul Meier.

 

En lo que se refiere a las ciencias y técnicas de medida de la energía, mencionaremos que ya existe la posibilidad de medir de manera empírica la energía vital de un sistema y, así, seguir su evolución. Pero es legítimo y deseable pensar en el desarrollo de toda una metrología en lo que a ella se refiere y en la elaboración y el perfeccionamiento de instrumentos de medida pertinentes.

 

Los procedimientos que permiten actuar sobre la energía para corregir el balance cuantitativo y cualitativo se considerarán en la segunda mitad del libro.

 

[1] MOLES Abraham. Les sciences de l’imprécis. Points Seuil, Paris, 1995, p.16.

Lunes, 10 Abril 2017 19:13

El balance de energía

La gestión de cualquier patrimonio (financiero, ganadero, inmobiliario...) supone que se preste atención a tres elementos: las entradas, las salidas y el rendimiento. La gestión de la energía se basa en los mismos principios. También se trata de estudiar si las entradas son suficientes y de buena calidad, si las salidas son normales y no excesivas, y finalmente si su rendimiento es bueno.

Para hacer positivo el balance de energía, se deben aumentar las entradas de energía, lo cual, idealmente, se obtiene mediante conexión a una buena fuente de energía. También se logra al poner fin a las salidas anormales, representadas esencialmente por estas dos patologías societales que son « los vampiros[1] » y « las sirenas[2] ». Y se completa al mejorar el rendimiento de la energía disponible (este tema se refiere a lo que se puede llamar « la disolución del karma »; el karma se entiende como el conjunto de las informaciones y programaciones presentes en el sistema, en relación con su pasado y que condicionan ineluctablemente su presente y su futuro). Cada uno de estos tres puntos podría ser objeto de un libro. Volveremos más adelante con más detalle sobre estas tres ramas de la gestión de la energía.

[1] Cf. p. 30.

[2] Se trata el tema de “las sirenas” p. 167.

Lunes, 10 Abril 2017 19:09

La gestión de la energía vital

Los administradores

 

Los profesionales

Si para la mayoría de los seres humanos, la noción de energía sigue siendo muy vaga, y en todo caso no operativa, existen seres humanos que tienen las aptitudes para conocerla y administrarla. Estas aptitudes son innatas, en forma de un don particular, de una sensibilidad especial, o adquiridas mediante una formación adecuada y un trabajo importante. En ambos casos, es deseable una experiencia prolongada para ofrecer garantías. Puesto que el instrumento que permite conocer la energía es la sensibilidad, es importante que la persona disponga de una buena sensibilidad de base, pero también de una técnica de amplificación de la sensibilidad : la toma del pulso es un ejemplo (como en la medicina china, tibetana o en la auriculomedicina), puede ser lo suficientemente entrenada como para ser calibrada. Así, existen profesionales de la energía, dotados de aptitudes especiales y entrenados para la gestión de la energía. Y hay en todos los niveles. Como tocan un patrimonio muy sensible, se tiene derecho de esperar de ellos, no solamente una buena formación profesional, sino también una real formación humana que se caracterizará, entre otras cosas, por un profundo respeto del otro en todos los aspectos y una consciencia precisa de  la posible evolución luminosa de los seres que tienen como misión ayudar.

Los aficionados

Por supuesto, estos profesionales no pueden hacer todo. Una parte importante de la gestión de la energía no les puede ser delegada. Si bien se debe saber solicitar ayuda para cruzar ciertos obstáculos, para corregir ciertas patologías, no se trata, sin embargo, de descargar en otros la gestión de la propia energía vital. La energía es el patrimonio de vida de cada ser humano. Corresponde a cada quien vigilarla y contribuir a su gestión. Esto implica varias cosas: aprender a reconocer la existencia de la energía al mismo tiempo que su importancia, aprender las reglas básicas de su gestión (entradas, salidas, rendimiento) y finalmente, poner manos a la obra, afrontar el proceso de gestión, lo cual conduce a la instauración de una práctica diaria. 

 

Por el momento, pocas personas están conscientes de la importancia de este tema. Muchos seres humanos ni siquiera conocen la existencia, ¿cómo podrían comprender la importancia? Pero, poco a poco, el concepto de energía va a encontrar su lugar. Y los seres humanos superarán poco a poco sus problemas.


Este balance cuantitativo « en rojo » de la energía vital de los seres humanos permite aportar una explicación a fenómenos dolorosos que nos afectan permanentemente.

1. La diferencia entre aspiraciones y realizaciones

Con frecuencia existe una diferencia notable entre lo que aspiramos y lo que realizamos efectivamente. Esta diferencia genera sufrimiento, frustración. Los colombianos, por ejemplo, aspiran a la paz y a la armonía y sufren hambre y guerra. Poner fin a este sufrimiento significa poner fin a la diferencia entre nuestras aspiraciones y nuestras realizaciones. Esto no se obtiene rebajando las aspiraciones legítimas, sino subiendo el nivel de las realizaciones. Lo cual sólo es posible al aumentar el nivel de energía del sistema (cambio-metamorfosis).

 

2. Los comportamientos de compensación artificial de la penuria

Un individuo o cualquier sistema vivo que sufre de penuria de energía funciona mal y sólo podrá vivir mal. Para compensar este malestar, generará lo que se podría llamar comportamientos de compensación artificial de la penuria.

 

Por lo general, se observan pocos comportamientos de plenitud (júbilo, serenidad, poder, nobleza, expansión vital, protección...). Por el contrario, nuestra vida individual y social está afligida de numerosas manifestaciones de penuria (las detallaremos más adelante) y de un gran número de comportamientos de compensación artificial de esta penuria. Bajo esta perspectiva se pueden estudiar, en primera instancia, tres fenómenos: la corrupción, el uso de las drogas y el vampirismo.

 

a. La corrupción

Con frecuencia, la gente está tan vacía existencialmente que tiene que compensar este vacío robando a la sociedad, tomando del presupuesto de la nación o del vecino. Un país como Colombia, afligido en proporciones espantosas por esta plaga, ofrece todos los cuadros posibles de esta penuria y de estos « esfuerzos » desafortunados y torpes que se hacen para compensarla. Como la compensación no es un tratamiento de la causa, sino solamente del efecto, la acumulación de bienes exteriores no cambia nada al vacío interior de las personas e incluso, si algunos ya han podido acumular grandes fortunas, suficientes para asegurarles el futuro material en esta vida, necesitan siempre más y, esto, evidentemente, en detrimento de una justa repartición de las riquezas. Así se explican estos comportamientos tan extraños de personas que ya tienen todo para vivir, no bien, sino confortablemente, y que terminan su vida en la incomodidad de una cárcel por no haber dejado de robar a tiempo.

 

Cualquier otra forma de acumulación (de mujeres, de drogas, de armas, de territorios, de ganado, de hijos…), la búsqueda de honores, de gloria y de poder, son también comportamientos de compensación artificial de esta penuria. E igualmente constituyen pruebas (negativas) de la existencia y la importancia de la energía.

b. La droga

Su uso busca, evidentemente, compensar un malestar, un vacío. Una persona llena de energía no va a necesitar droga para sentirse bien; por el contrario, una alteración artificial de sus estados de consciencia le molestaría. Si el uso de la droga está tan extendido es porque la penuria de energía también lo está y la droga es un medio sencillo para compensar, de manera efímera, parcial e infortunadamente peligrosa, este vacío. Toda persona que se droga compensa un vacío. Nunca se podrá resolver el problema de la droga sin tener en cuenta el vacío energético que genera esta necesidad de compensar. Y todas las prohibiciones del mundo no cambiarán nada o, más bien, agravarán la situación.

 

c. El vampirismo

Otra anomalía importante de las relaciones interhumanas es lo que se puede llamar el vampirismo, ese robo organizado de la energía. Se trata de uno de los principales azotes de la humanidad y representa la principal fuga de energía en el ser humano. Un gran banco francés, hace unos veinte años, logró perfectamente una operación publicitaria poco común con un mensaje extremadamente sencillo: « Su dinero me interesa. » Es raro encontrar tales publicidades no mentirosas. Uno podría parafrasear este mensaje al aplicarlo a la energía: su energía le interesa a más de uno. Pero, quienes se disponen a robarla no lo van a hacer abiertamente, no lo van a anunciar, pero puede estar seguro de que lo van a hacer.

 

Entre quienes sufren de penuria de energía, hay muchos que, sin escrúpulos, pasan la barrera de la decencia y del respeto y se ponen a compensar artificialmente su penuria agrediendo a una víctima, porque lo permite. Un individuo o un sistema vampiro roban la energía de una persona o de una colectividad inyectándoles los tres venenos violentos que son (en el orden habitual de utilización) la piedad, la culpabilidad y el miedo. Estos tres venenos psíquicos son medios de manipulación muy eficaces que utilizan todos los vampiros. Las guerrillas y otros vampiros les roban no solamente su dinero, sino también su energía, a través del miedo, mediante el terrorismo. Ustedes pueden estar seguros que su dinero les interesa, pero también pueden estar seguros que, sobre todo, como todos los terroristas, buscan su energía. 

 

Administrar esta energía es, entre otras cosas, disponer de los antídotos específicos para cada uno de estos tres venenos y utilizarlos para inmunizarse contra los vampiros, para hacerse hermético, para vivir sin miedo, sin reproches y sin piedad y así conservar su energía, incluso en Colombia.

Se comprende bien, con el enunciado de estas funciones principales, que esta fuerza que las permite, la energía vital, es una riqueza de primer orden, un patrimonio fundamental, un capital que se debe preservar y administrar con sumo cuidado. Y, evidentemente, esto es lo que intentan hacer quienes desean participar en la transformación de su vida.

 

Pero esta tarea no es fácil. Para la mayoría de nosotros, apenas existe la energía. ¿Cómo podríamos administrarla? La característica principal de la energía vital es su sutilidad, por eso se trata de un patrimonio de acceso difícil. Para la mayoría de nosotros, la energía no se ve, no se siente, no libera olor, no se toca, no se mide, etc. Escapa a los cinco sentidos. No llama la atención. Si a esta sutileza se conjuga nuestra inatención o nuestro desprecio, es seguro que la energía permanecerá desconocida y desvalorizada, con todas las consecuencias que esto conlleva.

 

Como no accedemos a la energía, no la administramos, no la protegemos, no le dedicamos ni un solo minuto al día, en el mundo difícil en el que nos encontramos, sufre la suerte de todos los patrimonios descuidados: se disminuye, se debilita, se marchita, cae en ruinas o es robada.

Así, el otro elemento fundamental que caracteriza actualmente la energía vital de los seres humanos y de sus colectividades, es la penuria, la falta, el déficit. No tenemos el nivel de energía que deberíamos tener. Nosotros funcionamos con una cantidad de energía insuficiente, y funcionamos mal. Somos « águilas » y volamos como « patos ». El balance cuantitativo de la energía humana está « en rojo».

 

Y como falta energía, falta lucidez. Para darnos cuenta de que no tenemos energía, tendríamos que tenerla. Como no tenemos mucha, no podemos darnos cuenta de esta penuria, ni que de esta penuria provienen nuestros trastornos. No es comparándonos con los vecinos que nos vamos a reubicar: ellos están en la misma situación energética que nosotros. Nos quedamos en la confusión. Se establece un cierre del sistema, un encerramiento (el mito de la caverna de Platón). Si la energía, cuando está presente, no es evidente, con seguridad no es su déficit el que la va a hacer más visible. Sin falta, se forma un círculo vicioso, del cual no se pueda esperar la apertura sin la condición de un aumento del nivel de energía del sistema (cambio-metamorfosis).

Lunes, 10 Abril 2017 18:53

Las funciones de la energía vital

La primera función de la energía vital es, claro está y por definición, la vida. Xavier Bichat la definía como «el conjunto de las funciones que resisten a la muerte ». La vida se manifiesta en el ser por la vitalidad, el vigor, el dinamismo. Permite las funciones de nutrición, asimilación, crecimiento y reproducción. Toda alteración de estas funciones obligará a evocar una anomalía de esta energía que las genera.

 

  • El funcionamiento de los sistemas vivos sólo es posible gracias a su energía. Un cadáver ya no tiene energía, un cadáver ya no funciona. Si un sistema vivo funciona bien, se puede suponer que su energía está bien. Si un sistema vivo, como por ejemplo Colombia, funciona mal, se podría estar seguro de que su energía está mal (en cantidad y/o en calidad). No se podrá comprender este mal funcionamiento si no se examina su energía. En medicina, todo lo que es patología funcional, es decir del funcionamiento, está relacionado directamente con anomalías cualitativas o cuantitativas de la energía.

 

  • Los comportamientos son aspectos del funcionamiento. En ocasiones, uno se sorprende, asusta o indigna con ciertos comportamientos humanos. Cuando uno tiene la posibilidad de ver la energía que los genera, uno comprende enseguida que, con tal energía, el sistema sólo se puede comportar de la manera en que lo hace. Y uno se persuade muy fácilmente de que si no hay cambio en la energía (en cantidad y/o en calidad), no habrá cambio de comportamiento. La poca atención generalmente concedida al tema de la energía explica la poca comprensión que se tiene de los comportamientos de violencia, por ejemplo, y la poca eficacia de las medidas tomadas generalmente para remediarlos. Se puede actuar sobre los comportamientos de violencia al actuar sobre la energía que los produce; y, por cierto, sólo puede hacerse por este medio. La condición mínimum seria prestarle interés.

 

  •  El movimiento, la evolución son aspectos del funcionamiento de los seres vivos. Si queremos que un sistema evolucione, se debe asegurar que disponga de la energía vital necesaria.

 

  • La organización de los sistemas vivos, que es una auto-organización, depende de su energía. Por razones simples que detallaremos más adelante (la energía vital no es sólo un simple dinamismo, es un dinamismo informado), se puede decir que el nivel de organización de un sistema vivo es proporcional a su nivel de energía. Como un carro sin gasolina o un motor sin electricidad, un sistema sin energía se inmoviliza; pero, lo que hace la diferencia con el carro o cualquier máquina, es que, además de detenerse, de paralizarse, el sistema vivo se desorganiza. El síntoma principal de una falta, de una penuria de energía es la desorganización. Si un sistema vivo no tiene la organización que debería tener, es que no tiene la energía que debería tener. Toda desorganización en un sistema vivo o toda insuficiencia de organización deben conducir a observar su energía vital, a descubrir las anomalías y a corregirlas.

 

  • Los cambios en un sistema vivo no son posibles a menos que se disponga del dinamismo necesario. La ausencia o la insuficiencia de energía los hace imposibles y condena al sistema al inmovilismo o a la repetición. Si un sistema quiere cambiar pero no lo logra, es porque no tiene la fuerza o las informaciones, es decir, la energía[1], para hacerlo.

 

  • La transformación de un ser vivo, forma suprema del cambio (cambio 2, cambio-metamorfosis), requiere no solamente cierto dinamismo, una fuerza de cantidad suficiente y de calidad apropiada sino también informaciones adecuadas.

 

  • La calidad de la vida es proporcional a la energía. Un alto nivel de energía, como el que experimentan ciertos yogis, ciertos místicos, se traduce, entre otras cosas, por un júbilo intenso, una paz inalterable, por un sentimiento de seguridad profundo y de poder interior.

 

  • La lucidez, el discernimiento y la consciencia son proporcionales al nivel de energía que dispone un individuo. Al igual que un bombillo que sólo emite calor y luz cuando está conectado a una fuente de electricidad, se puede decir que un sistema vivo sólo será lúcido si dispone de energía suficiente. De la misma manera que el nivel de consciencia de un individuo o de una sociedad es proporcional a su nivel de energía, el nivel de inconsciencia o de confusión está en relación directa con su déficit o penuria de energía. Cuando se ve la confusión que reina en el mundo (y en Colombia), uno se puede hacer una idea del bajo nivel de energía de la humanidad (o de Colombia). Al mismo tiempo, se puede comprender que no habrá toma de consciencia sin cambio del nivel de energía.

 

  • La alegría, la serenidad, el equilibrio y, por tanto, la paz (interior y exterior) de un ser humano son los frutos de un buen nivel de energía. A la inversa, un hombre o un grupo humano sin energía no pueden ser pacíficos. No habrá pacificación de Colombia sin un cambio de su energía (en cantidad y en calidad). La pacificación no se decreta, se obtiene con energía.

 

  • El optimismo, el entusiasmo, el espíritu de iniciativa, la productividad son características del ser enérgico.

 

  • La energía vital interviene en la salud de un individuo o de un sistema, en su fuerza. Estas son el resultado de una buena organización y de una resistencia a la desorganización. Los pacientes presentan a su médico una o varias desorganizaciones y le solicitan una curación, es decir cambios y reorganización; los dos dependen de su energía y el papel del médico será procurarle esta energía en cantidad suficiente y en calidad adecuada para tal efecto.

 

  • La protección y el sentimiento de seguridad son frutos de la energía. Un sistema en plenitud mantiene sus agresores a distancia o, por lo menos, previene y amortigua los ataques. Un sistema sin energía se designa como víctima predestinada, atrae a su verdugo y vive en la angustia.

 

  • La revitalización, la regeneración y la reorganización son fenómenos naturales que se producen en un sistema vivo cuando recupera su energía. La forma superior de la revitalización es la resurrección que está ligada, claro está, a la recuperación de la energía vital.

 

  • La influencia, el carisma son consecuencias de la presencia de una fuerte energía vital. Así se puede deducir que si no tenemos influencia sobre el curso de las cosas, en nuestra vida personal, en nuestra familia, en Colombia, en el mundo… es que no tenemos energía, en todo caso no la que deberíamos tener.

 

[1] Veremos enseguida que lo que denominamos energía vital es a la vez energías e informaciones.

Lunes, 10 Abril 2017 18:48

Introducción - La energía

Todos conocemos bien la noción de energía. Los progresos científicos a partir del siglo XIX han permitido un conocimiento profundo de la energía, esta fuerza capaz de proporcionar un trabajo, en sus múltiples modalidades. Nuestra civilización está construida con base en la utilización permanente de la energía en todas sus formas. Y no sabríamos ya cómo prescindir de ella. La iluminación, la calefacción, los aparatos electrodomésticos, el transporte, la industria y la agricultura y todos los dominios de la actividad humana tienen que ver con la energía. Se conoce o se ha escuchado hablar de la energía solar, de la energía cósmica, de la energía fósil, de la energía gravitacional.  Uno se ha podido hacer una idea personal de lo que es la energía magnética al jugar con imanes, de la energía eléctrica y electromagnética al prender un aparato eléctrico, de la energía electrostática al cerrar la puerta del carro, de la energía térmica al preparar los alimentos. Se sabe que se puede recoger la energía eólica gracias a aerogeneradores, la energía mareomotriz gracias a las fábricas instaladas en estuarios, la energía hidráulica gracias a las represas, la energía geotérmica gracias a los pozos intercambiadores, la energía atómica gracias a centrales nucleares. La utilización de la energía en todas sus formas transformó nuestras vidas. Estamos tan acostumbrados que ni siquiera nos damos cuenta de lo que era la vida de nuestros ancestros antes de la electricidad y el petróleo. El transporte (civil y militar) y la agricultura dependían de la energía animal (caballos y bueyes). Uno se acostaba con las gallinas y se levantaba con el canto del gallo. Uno conocía bien la marcha a pie.


Sin embargo, existe una modalidad de la energía que seguimos ignorando, una forma de energía que la orientación científica sobre las investigaciones acerca de la energía no ha permitido aún dilucidar. Debido a la autoridad reconocida al método científico, pero también a la inadecuación de este para el estudio de este tipo de energía, se le da poco crédito, poca importancia, poca visibilidad a la energía que anima a los seres y los sistemas vivos (individuos, familias, colectividades, sociedades, comunidades…). El método científico, por estar fundamentado en el análisis, debe aislar el objeto de su investigación de su contexto: la flor en su herbario, seca, acartonada, muerta, la pieza anatómica en el formol, aislada del cadáver, él mismo separado del mundo vivo. El mismo método que ha alimentado la ideología de la precisión[1] (lo preciso asociado al bien, lo borroso al mal), sólo puede conceder valor a lo que se mide y se cuantifica y, por tanto no puede servir de medio de estudio para los sujetos complejos, dinámicos e imprecisos. La vida de los seres humanos, su funcionamiento, su vigor, sus actividades, su variabilidad y muchas otras de sus funciones, la vida de sus sociedades, sus organizaciones, su evolución, su transformación, son complejos, imprecisos, inmensurables y dependen de una energía cuyo estudio, hasta el momento, ha escapado al método científico y, por lo tanto, no ha sido puesta bajo sus proyectores. « Hoy en día ya no se interroga la vida en los laboratorios » decía François Jacob, en su libro “La logique du vivant” (La lógica de lo vivo).[2]

 Esta forma de energía es la energía vital, esta fuerza de vida que anima a todo sistema vivo. En razón de sus características y de su complejidad, así como de la inadecuación de los métodos de estudio, a pesar de los trabajos de algunos precursores, el médico George-Ernest Stahl en 1708, los sabios de la escuela de Montpellier en el siglo XVIII, Paul Joseph Barthez y Théophile de Bordeu, y más tarde Xavier Bichat[3], la vida, la vitalidad, todas las funciones y características de los sistemas vivos han permanecido en la sombra. Es más, su importancia ha sido despreciada, e incluso, bajo el efecto de una racionalización a ultranza, su realidad negada.  Por supuesto, esto no le impide de ninguna manera existir ni representar, para el ser humano, un patrimonio de gran importancia, una riqueza fundamental. 

 

Interesarse en la energía vital de un individuo o de un sistema vivo como un país (sobre todo si ese país es de aquellos que, como Colombia, pagan un gran tributo a la muerte) en un contexto de ignorancia, de desprecio o de negación de esta realidad representa, claro está, un riesgo, el de ser incomprendido y despreciado. Pero, al mismo tiempo es la apertura a un cambio-metamorfosis, la posibilidad de salir de un marco estrecho y cerrado de pensamiento y de conocimientos y de abrirse a realidades y a una comprensión nuevas. Tal vez aquí se debe buscar el eslabón perdido que permitiría explicar por qué el ser humano o sus organizaciones funcionan tan inadecuadamente. De la misma manera que uno no puede al mismo tiempo quejarse de la oscuridad y no interesarse en la luz, no se pueden deplorar los estragos de las fuerzas de muerte de un país y al mismo tiempo permanecer indiferentes a las fuerzas de vida que deberán animarlo y permitirle transformarse.

La experiencia muestra que, en general, los seres humanos saben mucho más de la energía vital de lo que creen. Se trata solamente, para aquellos que quisieran conocerla mejor, de adoptar un punto de vista nuevo para conocer su realidad y sus funciones. Se puede imaginar la situación actual al decir, por ejemplo, que la energía vital « está a la izquierda » y que « todo el mundo mira a la derecha ». Uno no se debería sentir autorizado para decir que no existe o que no es importante. Se podría decir simplemente que, de la manera como hemos procedido hasta ahora, no hemos podido aún hacernos una idea precisa de la existencia, de la importancia, del interés de esta forma de la energía. A esto se agrega el hecho de que, si el marco general es la ignorancia o la subestimación de esta realidad, todo el mundo no está encerrado en este marco y muchos seres humanos han adquirido, a través de los siglos, un conocimiento preciso y fino de la energía de lo vivo, así como una aptitud y una habilidad para administrarla. Se piensa en los médicos tradicionales chinos, en los médicos tibetanos, en los practicantes de la medicina ayurvédica, en ciertos sanadores excepcionales y, más cerca de nosotros, en las diferentes formas de medicinas alternativas. Estos profesionales de la energía vital hacen resaltar todo el interés y subrayan la importancia cuando enuncian los atributos y las funciones de la energía.

[1] MOLES Abraham. Les sciences de l’imprécis. Points Seuil, Paris,  1995, p.16.

[2] JACOB François. La logique du vivant. Gallimard, Paris, 1976

[3] Xavier Bichat[3] (1771-1802). Anatomista y fisiologista francés, pionero de la anatomía general, Xavier Bichat fue fundador de la histología (estudio de los tejidos). Esta reconocido como uno de los pensadores del vitalismo, teoría que distingue los procesos vitales de los fenómenos físicos o químicos. Dentro de su obra se conoce el libro, publicado en 1799: « Recherches physiologiques sur la vie et la mort » (Investigaciones fisiológicas sobre la vida y la muerte).

Viernes, 07 Abril 2017 03:27

Definición del Matriotismo

EL MATRIOTISMO

El valor por descubrir

Nuestra contribución a la transformación de la humanidad

 

Uno busca la solución en lo conocido, visible y presente. La probabilidad es grande que este en lo desconocido, invisible y ausente.

 


La responsabilidad del ausente. Intente construir un castillo de arena con arena seca. Todos sabemos que es imposible. Pero no sirve incriminar la arena pues el problema viene del ausente. En este caso el agua.

Intente construir una sociedad en harmonía con solamente valores y comportamientos masculinos. Todos sabemos que es imposible. No sirve incriminar los excesos del patriotismo pues el problema viene de lo que falta. En este caso, la Fuerza Femenina.

La difícil situacion del mundo se describe siempre sobre el mismo modo: la denunciación del abuso de poder bajo todas sus formas, y luego, de sus consecuencias. Henri de Montherlant decía: «No hay el poder, hay el abuso de poder, nada otro.” De hecho, los periódicos exponen permanentemente noticias en relación con excesos y noticias en relación con insuficiencias. Los excesos de violencia a través de guerras incesantes y de la crueldad, excesos de corrupción en la apropiación indebida de territorios y de bienes, en el expansionismo de los estados, de las empresas multinacionales, en la devastación de la Naturaleza, todos son abusos de poder.

En espejo, la falta de repartición, de fraternidad, las carencias en educación, en alimentación, la indigencia de las condiciones de vida de tanta gente traducen una falta, unas insuficiencias.

Hace más de 6000 años que nuestras sociedades (casi todas) son de estilo patriarcal. Veremos más lejos que, por definición, una sociedad patriarcal es desequilibrada y disfuncional y entonces, por esencia, violenta, agresiva, corrupta, invasiva, injusta e infeliz. Es agresiva con lo femenino, la mujer, la Naturaleza, el pequeño campesinado, los indígenas… No sirve de nada denunciar sin cesar los excesos de una sociedad patriarcal, toca ahora entender que lo que hace problema es lo que falta, lo que nos falta.

Si alguien se introduce en su casa y deposita en su salón por ejemplo una caja de cartón, usted se da cuenta de una de la presencia de este objeto. Pero si alguien se introduce en su casa y le roba un objeto de talla mediana, se dará cuenta de esta desaparición mucho más tarde.

Lo que es ausente es más difícil de identificar que lo que es presente. Lo que falta a las sociedades humanas es mucho más difícil de identificar que lo que disponen. Así la tendencia natural consiste siempre a denunciar los excesos, cuando lo que deberíamos hacer es descubrir e identificar las carencias. Condición necesaria a su corrección.

Los comportamientos y las fuerzas que los inducen. Los problemas de los seres humanos siempre tienen que ver con sus comportamientos. Citemos unos: la violencia, la incivilidad, la corrupción, la impaciencia, el irrespeto. Logramos fácilmente identificar estos comportamientos, pero quedamos ciegos a las fuerzas invisibles que los generan. Detrás de tal comportamiento, tal fuerza; detrás de tal otro comportamiento, tal otra fuerza. Pasamos nuestro tiempo a denunciar los comportamientos de los violentos o de los corruptos, pero no entendemos que estos comportamientos están inducidos por juegos de fuerza y nunca nos viene al espíritu que podríamos cambiar estos comportamientos, no denunciándolos o tratando de bloquearlos sino muy sencillamente cambiando la energía que los induce. Claro está, estos comportamientos de estos desequilibrados son visibles, cuando la energía desequilibrada que los induce es, ella, invisible (otra vez la responsabilidad del ausente y de lo invisible). Si uno mira bien, uno ve que es ilusorio de tratar de convencer un violento o un corrupto, la única opción que tengamos a nuestra disposición es de cambiar la energía que los anima. Y es posible. Es totalmente posible. Eso ya se produce a pequeña escala, al nivel de estos individuos que ya se entregaron a este trabajo. Se trata ahora de cambiar de escala y de aplicar a la humanidad lo que ya funciona en un cierto número de seres humanos.

Vamos a hablar ahora de lo que falta a nuestras sociedades, de todo lo que deben descubrir e identificar para volver a encontrar su equilibrio y así asegurar su futuro. Todo lo del cual vamos a hablar ahora es de lo que es invisible y que además de ser invisible (primera dificultad) es ausente (segunda dificultad). Quiero nombrar ahí la Fuerza Femenina. Y todo lo que tiene que ver con ella: la matria, el matriotismo y el regreso de nuestras sociedades al equilibrio.

 

Hay un concepto sorprendente al cual nos va tocar acostumbrarnos y es la Fuerza Femenina

Carta XI del tarot

San Clemente y el Graoully

                                                

La fuerza femenina es esta fuerza, componente de la vida, que alimenta en los seres humanos, tanto en las mujeres como en los hombres, y en sus sociedades, los valores y comportamientos femeninos. Es la fuerza opuesta y complementaria de la fuerza masculina. Estas dos fuerzas componen nuestra energía. La calidad de la energía que anima un sistema vivo se define por el equilibrio de estas dos fuerzas. La meta de este website es de promover su conocimiento preciso y su despertar

Y como nuestra ambición es el regreso al equilibrio y a la plenitud de los seres humanos y que en las sociedades patriarcales los valores femeninos y todo lo que se refiere a ellas no disponen sino de un lugar muy estrecho por no decir nulo, hay tres palabras que no existen pero que sin embargo tienen toda su legitimidad y que vamos a tener que añadir a los diccionarios: matria, matriotismo y matriota. Podemos ya tratar de proponer una definición, esperando que esta sea completada y enriquecida por numerosos aportes.

La Matria es el conjunto de los valores y de las funciones femeninas de una nación. Las relaciones de una nación con la Naturaleza, con la alimentación, con la agricultura son funciones de la matria. La educación, la fecundidad, la creatividad, las artes, la economía social y solidaria, el cooperativismo, los intercambios, el compartir, la resolución de conflictos son otras.

El Matriotismo es el conjunto de valores, de actitudes y de actividades que tiene como meta o resultado el despertar de la Fuerza Femenina en la sociedad humana y así la necesaria transformación de esta.

Matriota se dice de toda persona que participa a su propia transformación y por ende a la de la humanidad, obrando a través de una práctica cotidiana al despertar de la Fuerza Femenina en ella y en el mundo.

San Juan de la Cruz decía:” Si quieres ir a un sitio que no conoces, tienes que coger un camino que no conoces”.

El camino que no conocemos es aquel que nos conduce al descubrimiento de una Fuerza fundamental y totalmente desconocida, la Fuerza Femenina de Transformación.

Viernes, 07 Abril 2017 03:15

Introducción

Estrés energético

 

Se podría imaginar fácilmente el estrés de una planta a la que le faltase agua. Las hojas están blandas, sin vigor, la planta está más frágil, los parásitos la atacan más fácilmente. Uno dice que esta mata está en estrés hídrico. El solo y único remedio es aportarle agua.

Podemos retomar esta imagen en cuanto a la humanidad. Pero para ella no se hablará, por lo menos todavía, de estrés hídrico. El estrés del cual sufre la humanidad es de otro orden, es un estrés energético. La humanidad es un sistema vivo que vive y funciona mal porque sufre de una carencia de su fuerza de vida, ella está en penuria de energía, y particularmente en déficit grave de su componente femenino. Todos nos sorprendemos de este desequilibrio que aflige a la humanidad y que se agrava constantemente. Estamos llevados a constatar, por ejemplo, que hay cada día ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. La sociedad humana está gravemente desequilibrada, su desequilibrio es de orden patriarcal (desde hace por lo menos unos 6000 años). Al igual que los peces no ven el agua en la cual viven, los seres humanos no ven la energía desequilibrada de la sociedad humana patriarcal. Lo que es habitual termina pareciendo normal, cuando una sociedad de este tipo es, por definición, anormal, desequilibrada y, entonces, disfuncional, confusa, violenta, injusta, invasora, agresiva, impotente, infeliz… Al ritmo al que vamos, todo el mundo ve bien que, a la humanidad, le falta poco para completar su autodestrucción.

Esta penuria de energía vuelve imposible toda lucidez lo que hace que los problemas de los seres humanos ni siquiera están planteados como deberían serlo y por consecuencia no pueden ser resueltos. Sobre todo que, sin su energía, la humanidad está privada de esta fuerza, de este dinamismo, los cuales necesita absolutamente para cambiar, moverse, transformarse, metamorfosearse. Sin energía no hay lucidez para el diagnóstico, no hay fuerza para el tratamiento. Su único y solo remedio es entonces, lo habremos entendido, aportarle su energía (en particular su fuerza femenina).

Estas páginas se proponen poner a la luz este desequilibrio para lograr entenderlo a fin de sacar todas las conclusiones en cuanto a su corrección.

Estas páginas se proponen poner a la luz este estrés energético que aflige a la humanidad. Es necesario que lo comprendamos bien para lograr corregirlo. Las cosas son finalmente muy sencillas: la humanidad debe lograr su transformación… para no lograr su eliminación. Ella debe pasar de la penuria y del desequilibrio a la plenitud y al equilibrio. No es sino tomando en cuenta su energía como la humanidad se convertirá en este mundo equitativo, sensato, pacífico, respetuoso, lúcido y potente que queremos para nuestros hijos.

 

Medicina de la Energía

 

Lo que va a ser expuesto en estas páginas es el fruto de una experiencia de más de 37 años de gestión de la energía de miles de pacientes por un médico beneficiado de una doble formación: una formación profesional en medicina moderna, extendida ampliamente al campo de las medicinas complementarias, y una formación humana ( 40 años de práctica de la meditación y del Yoga), orientada hacia la exploración de la vida interior y de sus recursos, la de un discípulo directo de un auténtico y gran Maestro Espiritual. Estas dos formaciones, que he tenido la suerte infinita de recibir, se combinan perfectamente y permiten así al médico que soy observar la energía de sus pacientes, hacer el diagnóstico de sus anomalías para luego hacer su tratamiento. Es lo que se puede llamar la Medicina de la Energía. Estas formaciones permiten también, enriquecidas por una experiencia poco ordinaria, enseñar la energía a los pacientes, su realidad, su importancia, sus funciones, su gestión, sus patologías. De esta posibilidad se deriva claro está, la obligación de hacerlo, el deber de transmitir todos estos conocimientos. Los medios modernos de comunicación, ofrecen ahora la posibilidad de poner estos conocimientos al alcance de todos los seres humanos que desearían tener datos precisos sobre la situacion de la humanidad, sobre la naturaleza de sus disfunciones y sobre los medios eficaces de corregirlos. La Medicina de la Energía se aplica también a este gran sistema vivo que es la humanidad.

 

La humanidad, sistema vivo y complejo

 

Estos textos se proponen traer una luz particular sobre el funcionamiento de los seres y sistemas vivos. Se fundan sobre las consideraciones siguientes que entrego ahora en bloque pero que estarán desarrolladas poco a poco:

1. Los sistemas vivos viven, funcionan, y se organizan gracias a su energía.

2. La humanidad vive mal, funciona mal y no logra organizarse en razón de una doble patología de su energía:

un déficit cuantitativo (los seres humanos funcionan con, en promedio, 57% de su energía) y

un desequilibrio cualitativo mayor entre la fuerza masculina (Yang, de eliminación) en exceso y la fuerza femenina (Yin, de transformación) en grave insuficiencia (eso, obviamente, tanto en los hombres como en las mujeres). Los seres humanos viven en este desequilibrio energético desafortunadamente estable (cuando los animales, ellos, si no están demasiado alterados por los humanos, viven en equilibrio dinámico). Además, los seres humanos viven en una lógica del desequilibrio que tiende siempre a gratificar al más desequilibrado, lo que lleva a este desequilibrio de la humanidad a agravarse cada vez más.

3. Si las manifestaciones del exceso de comportamientos masculinos asociados a la casi divinización de los valores masculinos (eliminación, ley del más fuerte, apropiación de territorios y manadas, verticalidad…) son los más visibles, estas sin embargo no son la causa sino la consecuencia de la ausencia de fuerza en los valores y comportamientos femeninos (transformación, cooperación, colaboración, reparto…): es siempre el ausente el que está en el origen del problema.

4. Resulta de eso que los seres humanos son expertos en eliminación e incapaces de transformación, desbordan en fuerza masculina de eliminación y carecen de fuerza femenina de transformación (la figura es idéntica, repito, en la mujer y en el hombre).

5. Le energía siendo de difícil acceso, invisible e intangible, este patrimonio de vida es desconocido, descuidado, incluso despreciado. Este sector de la actividad humana nunca está considerado (o muy poco) en su justo valor, hasta en medicina. Nadie dentro de nuestros brillantes intelectuales, nuestros filósofos, nuestros médicos, nuestros sociólogos… entiende el puesto fundamental que ocupa la energía en nuestras vidas. Sin embargo, la energía es un patrimonio de primera importancia que debería ser objeto por parte de todos de una atención muy particular, hasta (o sobre todo) si eso representa para muchos un esfuerzo. Su percepción, su comprensión, su gestión suponen no solamente conocimientos teóricos sino también una percepción de orden sensible, lo que hace gran falta en una sociedad afectada por este desequilibrio que describimos.

6. Esta doble patología de la energía (penuria y desequilibrio) es probablemente, si uno lo piensa bien, la única explicación a la confusión, a la impotencia y a la hostilidad que afectan la humanidad. Todo individuo, toda empresa, toda sociedad (todos son sistemas vivos) que pierde energía pierde así su luz, su fuerza y su tranquilidad. Una humanidad en carencia de energía no está libre de sus comportamientos, ella trata por todos los medios de reorganizarse, pero no lo logra, ella no puede transformarse, a pesar de todos sus esfuerzos. Así, más que nunca, la energía de la humanidad debe retener nuestra atención.

7. Una sociedad está compuesta solo por socios, por lo tanto su transformación no puede surgir sino de la acción concreta y pertinente del mayor número posible de sus miembros. Los seres humanos todos sin excepción, están convocados a esta gran obra y tienen que acabar con esta actitud infantil que consiste en esperar que un “papá” o que un “salvador” haga solo todo el trabajo. No es al pie del muro en donde uno espera el albañil sino arriba.

Quiero precisar desde ahora que todas las tesis desarrolladas en estas páginas no tienen absolutamente nada que ver con el feminismo. Se menciona esta Fuerza Femenina que anima tanto a los hombres como a las mujeres y que falta tanto a los unos como a las otras. El malestar que genera el feminismo y la poca credibilidad, la poca atención que suscitan vienen del hecho que la condición femenina está defendida por mujeres sin embargo animadas por fuerza masculina y obrando con un modo masculino, en total ignorancia de lo que es realmente la Fuerza femenina. Lo confirma la vertiente extrema del feminismo que es este movimiento de las Femen que expone una contradicción patente entre la desnudez femenina y la brutalidad masculina de sus actuaciones y gestos. Muchos feministas sinceros (mujeres y hombres) encontraran en estas páginas una comprensión profunda de la verdadera feminidad y de su sorprendente fuerza.

Los textos que siguen están extraídos en su mayoría de mi libro, publicado en Colombia en el 2008, El Plan Matriota, el despertar de la Fuerza (femenina) de Transformación en Colombia.  Editorial Temis. Disponen así de un conjunto coherente y bastante completo de informaciones y de datos prácticos para entender la finalidad de este sitio web. Pero como para muchos es más difícil leer sobre una pantalla que en un libro, al final de cada capítulo presentaré un resumen. Eso para que cada uno pueda tener una ojeada rápida de lo esencial de la argumentación de este sitio. Toda persona que deseará entrar más a fondo en los detalles de la argumentación podrá elegir a su conveniencia una lectura más profunda.

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