Datos históricos

Se observa que la humanidad evolucionó progresivamente de una organización campesina, agrícola, pastoral, hacia una civilización cada vez más urbana. De cierta manera se verticalizó y perdió poco a poco su contacto con la Naturaleza y sus raíces Yin, naturales, y se convirtió en Yang, artificial. Esta urbanización creciente, incluso galopante, se debe al desarrollo industrial en los países ricos y a la pobreza de los campos, a las hambrunas y a las guerras en los países pobres. Este paso de una organización social más bien Yin a una organización netamente Yang no es, sin embargo, la causa del debilitamiento del polo Yin de la sociedad, sino su consecuencia. Es a causa de la debilidad del Yin de nuestras sociedades que se produce este cambio de organización y no lo contrario.

 

A la escala de la humanidad hay otro hecho que merece atención. En el plano religioso, los cultos a la Diosa Madre dejaron progresivamente el lugar a los cultos al Dios Padre. Françoise Gange, en una demostración brillante[1], muestra que el patriarcado no siempre existió. La historia es patriarcal, la prehistoria es matriarcal. Dios, de alguna manera cambió de sexo, o más bien, de valencia. En el pasado, la representación que se hacía el ser humano de la divinidad era femenina. Actualmente es masculina (« el Eterno, el Dios de las armadas, el Dios de Israel »[2]). La humanidad asistió efectivamente a la transformación de las civilizaciones rurales de tipo Yin, en contacto con la Madre Naturaleza, en civilizaciones urbanas, industrializadas, mecanizadas, de tipo Yang. Está claro que tuvo lugar una transformación importante. El sentimiento es que el patriarcado puso fin al matriarcado al cabo de una agresión prolongada y repetida. También es posible que sea el matriarcado el que se haya debilitado y haya permitido así su propio desmantelamiento. Pero, de todas maneras, no se sabe porqué sucedió así. Esto es sólo la descripción de un elemento de la transformación de la organización humana y no una explicación. No se dice porqué la fuerza femenina del matriarcado se debilitó hasta permitir su ocultación, su anulación.

 

Parecería que las ciencias humanas, la historia, la antropología o la sociología no son capaces de dar una razón a la penuria de Yin de nuestras sociedades.

 

[1] GANGE Françoise. Avant les dieux, la Mère universelle. Op. cit., p 12.

[2] Jeremías, 44, 7.