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Lunes, 10 Abril 2017 21:49

El fundamentalismo religioso

 

 El optimismo ético lleva en sí al terrorismo.

                                                                                                                                                                       Eugen Drewermann

 

En una religión, como en todo sistema vivo, se encontrará un polo Yang y un polo Yin. El polo Yang es su polo institucional, exterior, exotérico. Es la parte visible, brillante, de la religión. Su papel es proponer, promover una moral, es decir un código de vida (en común o individual). Nos dice lo que está bien y lo que está mal; nos invita a, nos prescribe escoger hacer el bien. Se apoya en textos, considerados sagrados, como mensajes divinos.

 

El polo Yin es su polo místico, interior, esotérico. Es la parte discreta, escondida, clausurada, poco conocida, de la religión. Su papel es permitir la divinización del ser humano, su transformación en « Hombre de Luz ». Esto supone una alquimia, una transmutación en « oro » del « plomo » de la personalidad (la violencia intrínseca, las pulsiones naturales, las patologías…). Esta transformación supone la iluminación de las profundidades del ser y, por tanto, la exploración del inconsciente pero también la acogida benevolente de ese « plomo », la aceptación de esas realidades profundas y oscuras, la « Sombra », no para disfrutar de ella como lo hacen los perversos, sino para poder operar la transmutación. Esta es la vía de las profundidades, Yin.

 

Un sistema religioso en equilibrio conduce a sus fieles en las barreras de la moral a la realización de su propia Esencia Divina. Esta realización es el fruto de una transformación real y no de una simple imitación. Un sistema religioso de este tipo, eficaz, justifica así su razón de ser.

 

Un sistema religioso en desequilibrio YANG/yin (y ninguno de los que conocemos se escapa a este desequilibrio) insiste de manera exclusiva en la moral. Dice « la » verdad. Esta moral ya no se propone, se impone como un yugo. Es « el inmenso esfuerzo moral » con el cual los fieles deben comprometerse, es el Orden Moral. Hace un amplio uso de lapalabra, a veces de la vociferación, hasta la injuria, hasta la fatwa[1]. Se hace referencia permanente a los textos sagrados, los cuales son interpretados superficialmente, al pie de la letra, mientras su sentido profundo (Yin) escapa a la mayoría de los fieles. Un sistema religioso hemipléjico Yin recurre muy fácilmente a la eliminación para arreglar sus problemas (excomunión, fatwa, guerras de religión…). Tal sistema religioso siempre ve su polo institucional, encerrado en sus barreras dogmáticas, perseguir los místicos y los liberados. Este sistema religioso es pagano sin saberlo. Sólo se justifica si el pueblo piensa tener necesidad de verdugos.

 

El fundamentalismo es la expresión de un exceso de Yang en un sistema religioso. Entre más desequilibrada está una religión, más violento se hace el fundamentalismo. Lo que hay que tratar no es el fundamentalismo, que tan sólo es un síntoma, sino el desequilibrio que es la causa y en este desequilibrio, su polo no funcional, el Yin.

 

Un sistema religioso en déficit de Yin será incapaz de transformar cualquier cosa. Pierde toda operatividad alquímica. Ya no está en condiciones de encontrar y acoger « la Sombra », su moral se lo prohíbe. Ya no sabe proyectar la luz en sus propias profundidades, tiene miedo. Ya no es capaz de transmutar esta Sombra en Luz. Ni en los individuos, ni en la colectividad. Ya no puede arreglar sus problemas mediante la transformación interna, por lo cual considera eliminar sus « enemigos » exteriores. Es por esto que en Colombia, de la manera aparentemente más paradójica, coexisten tanta religiosidad y tanta criminalidad. Por este motivo los musulmanes moderados son incapaces de controlar las facciones islamistas que practican el terrorismo, la eliminación en masa y que desfiguran y deshonran el mensaje de paz y de evolución del Islam auténtico. 

 

Un sistema religioso en desequilibrio se siente frágil. Entonces, va a tener tendencia a replegarse sobre sus elementos fuertes, apoyarse en lo que parece fuerte en él. Al hacer esto, sin saberlo, estos sistemas religiosos, desde siempre, se refugian en los brazos de sus verdugos. Al creer salir de sus problemas, los agravan. Los fundamentalistas son débiles (si no lo fueran, no utilizarán jamás las armas ni la violencia) pero parecen fuertes, y, por esto, no hay crisis de reclutamiento en los grupos religiosos fundamentalistas mientras que sí la hay en los grupos moderados. En el contexto de inseguridad planetaria en la que el futuro es cada vez más incierto, mientras que un cardenal brasileño, cercano al pueblo, era percibido por varios cristianos como una opción válida y deseable para ser el nuevo papa, la elección de los cardenales se hizo en la cima de la jerarquía; según ellos, para proteger a la Iglesia y hacerla evolucionar y transformarse, el nuevo papa tenía que ser de línea muy conservadora, patriarcal, Yang. Al elegirlo, los cardenales agravaron el desequilibrio de la Iglesia y su fragilidad.

 

Las reacciones de ciertos sectores de la Iglesia con la aparición del libro de Dan Brown y luego de la película « El Código Da Vinci » son ejemplares en este punto. Se podría dar de este asunto la siguiente interpretación: por vías conocidas sólo por Él, Dios quiso poner a « Su » Iglesia ante un cuestionamiento: “¿Qué has hecho de tu Femenino Sagrado, de tu Yin? ¿Por qué presentas a María Magdalena como una prostituta, si es posible que haya sido una hija de rey y compañera de Jesús? ¿Por qué persistes en tu desequilibrio patriarcal, cuando el mundo tiene tanta necesidad de equilibrio, mientras que otros sectores de la sociedad se despiertan?” Y hemos escuchado a los censores hemipléjicos sublevarse y exigir la prohibición y la eliminación de ese libro, cuando, justamente, de manera disfrazada, este indicaba una vía de salvación. La falta de Yin siempre conduce a la falta de comprensión y al fanatismo.

 

Todos los sistemas religiosos son disfuncionales, todos tienen una necesidad imperativa de transformación. Quienes quieran sobrevivir estarán obligados a favorecer el despertar de La Bella en ellos, permitir el retorno y la revalorización de la mística. Todos deberán orientar sus mensajes hacia la experiencia directa y transformadora de lo sagrado y de la unidad, más que sobre su evocación indirecta a través de los textos, los discursos de sus sacerdotes y las declaraciones oficiales de sus papas.

 

[1] Una fatwa o fetfa o fetva (árabe: فتوى [fatwā], aviso jurídico, en plural: fatāwa) es, en el Islam, un aviso jurídico dado por un especialista de la ley religiosa sobre una cuestión particular… Contrariamente a la opinión difundida, una fatwa no es obligatoriamente una condenación… En occidente, sin embargo, el termino fatwa est regularmente mal entendido o asimilado (reducido) a ciertos de sus aspectos los mas violentos…  Fatwa, http://fr.wikipedia.org/w/index.php?title=Fatwa&oldid=18623140 (Page consultée le 8 juillet 2007).

Lunes, 10 Abril 2017 21:48

Los tiranos y los terroristas

Desde hace tiempo, los seres humanos pagan un pesado tributo a los tiranos. La existencia misma de los tiranos no deja de suscitar numerosas preguntas: ¿Por qué una sociedad permite que se instale una tiranía, en la cual el tirano cumple la función de verdugo y la sociedad la de víctima? ¿Por qué los tiranos y dictadores casi siempre permanecen impunes? ¿Por qué una sociedad entera tiene tanta dificultad para deshacerse de su tirano? ¿Por qué muchos de ellos terminan sus días tranquilamente, en países que los acogen muy generosamente? 

 

Los terroristas son de gran actualidad. Sus acciones saltan a los titulares de forma regular. Si el terrorismo en sí mismo ya planteaba muchas inquietudes, su agravación bajo la forma de atentados ahora cometidos por seres humanos suicidas que aceptan inmolarse en su acto demencial, sólo amplifica la incomprensión del fenómeno. ¿Cómo seres humanos pueden llegar a estos extremos? ¿Cómo una sociedad permite que nazcan, de su seno, estos comportamientos? ¿Por qué estos individuos y estas sociedades funcionan así de mal? ¿Por qué somos tan impotentes ante estos hechos? Y, sobre todo ¿qué comprensión profunda del fenómeno deberíamos tener que permita poner fin a este calvario?

 

La energética de los sistemas vivos ofrece respuestas a todas estas preguntas. Si lo que le permite a un sistema vivo funcionar bien es su energía y si se admite que nuestras sociedades, que Colombia, que la humanidad sufren de un profundo desequilibrio YANG/yin, se comprenderá que todos estos sistemas sólo puedan secretar comportamientos Yang excesivos: apropiación, control y eliminación excesivos. Lo que hay que comprender bien, es que es imposible que ocurra de otra manera en el contexto de este desequilibrio. No se trata de una cuestión de buena o de mala voluntad, no se trata en el origen de una cuestión de perversión, es una cuestión de desequilibrio. Es la presencia, en un sector de nuestro funcionamiento, de un exceso de cierta fuerza que toma posesión de los más vulnerables (o de los mejor dispuestos) y los obliga a cometer actos insensatos (es decir que no tienen sentido por ellos mismos). Es la ausencia, en otro sector de nuestro funcionamiento, de una fuerza antagonista que sería capaz de corregir este desequilibrio y de oponerse a sus efectos nefastos. Sin viento, una cometa jamás podrá volar. Una sociedad sin Yin sólo podrá expresar de mil maneras su exceso de Yang. Entre más desequilibrada esté una sociedad, más fabricará tiranos y terroristas, y mejor vivirán estos, gracias a la aprobación inconsciente que les dan sus víctimas. Se puede combatir indefinidamente a los actores del terrorismo (o, más insensato aún, al terrorismo mismo), mientras que los ciudadanos de la Tierra no despierten su Yin, este combate estará perdido, sólo habrá eternamente tiranía, terrorismo, barbarie, crueldad, con una población inconscientemente cómplice de sus verdugos.

 

El problema fundamental es que todo sistema desequilibrado se siente y se sabe frágil y se apoya, entonces, para reforzarse, en su parte fuerte, Yang, con lo cual agrava su situación al mutilar aún más lo que le sería más útil, su Yin. Esto se llama un círculo vicioso. Retomaremos este punto a propósito de los desequilibrios de los sistemas religiosos.

Lunes, 10 Abril 2017 21:47

Los paramilitares

Los paramilitares aparecieron en reacción a las brutalidades de las guerrillas. Ellos también son modelos de « hemiplejía energética Yin ». Están igual de desequilibrados que los que pretenden eliminar. Su problema es estar persuadidos, al igual que los que los financian que la única solución al problema de las guerrillas es la eliminación física de los guerrilleros. Su hemiplejía no les permite concebir que se pudieran transformar. Tienen razón en un punto: se puede pensar, en efecto, que algunos guerrilleros, por motivos que sería muy interesante profundizar, nunca se transformarán, nunca se « convertirán ». En este caso, si son eliminados, legalmente, por la sociedad (prisión o muerte) o ilegalmente, por los paramilitares, no se deben sorprender ni quejar. Pero es difícil pretender que de los cerca de veinte mil combatientes de las guerrillas, no haya una gran mayoría que desee o esté en posibilidad de transformarse. Muchos de estos combatientes sólo se encuentran allí por razones circunstanciales y sólo esperan algunas oportunidades para cambiar de situación. Los paramilitares y aquellos que los sostienen se equivocan en pensar que se puede solucionar el problema de las guerrillas exclusivamente con su eliminación.

 

Por cierto, la actualidad de estos últimos tiempos es la desmovilización de los paramilitares. Este proceso suscita dificultades considerables en todos los órdenes. Las medidas que se consideran para lograrlo entran en el marco: « Verdad, justicia y reparación ». A estas tres palabras fundamentales, sería necesario agregar una cuarta: « Transformación ». El proverbio lo dice: « Vaca ladrona no olvida el portillo ». ¿Cómo es posible creer que personas que se han habituado con tanta frecuencia a atravesar la barrera del respeto, de la humanidad y de la legalidad no lo harán de nuevo, cuando en su nueva situación se presenten problemas difíciles (de empleo, de seguridad…)? Los campesinos saben bien que un perro que ha mordido ovejas o reses, un perro que ha probado el sabor de la sangre, morderá de nuevo y este perro siempre es eliminado. ¿Cómo imaginar que personas que han conocido con frecuencia el sabor de la sangre no representarán de nuevo un peligro para la sociedad, si esta los reinserta en su seno sin transformación? Una sociedad confrontada a este tipo de problemas debe considerar seriamente el despertar de su propio Yin, y el de sus paramilitares, de una forma u otra, para no recaer sin cesar en las mismas encrucijadas.

 

Es lo que ocurre, por cierto, con los servicios del estado como el DAS[1] que deben mantener relaciones con los paramilitares, desmovilizados o no. En la medida en que los paramilitares ya no son los enemigos declarados que deben ser eliminados a la manera Yang, ya no existe esta distancia con el enemigo, este tipo de « no man’s land [2]» entre ellos y los servicios del estado. Se crea un tipo de familiaridad con los « antiguos » paramilitares. Y como estos servicios no tienen fuerza Yin, no solamente no pueden obtener una transformación de sus antiguos adversarios, sino que tampoco pueden defenderse de la contaminación hiper Yang que estos antiguos adversarios seguirán generando entre sus miembros. Puesto que el Presidente y los dirigentes, generalmente, también tienen un retardo de Yin, no serán ellos los que podrán oponerse a este juego de fuerzas, ni siquiera detectarlo a tiempo.  Si una situación no se gestiona del modo Yang fuerte, debe serlo con el modo Yin fuerte. Si los paramilitares no se eliminan, deben ser transformados. Antes de lanzar una operación de este tipo, el gobierno y la sociedad deben asegurarse de que disponen de los recursos suficientes de energía Yin para no ser atrapados por fuerzas que no podrán controlar.

 

[1] DAS: Departamento Administrativo de Seguridad

[2] No man’s land: tierra de nadie; expresión inglesa para designar esta zona neutral y desocupada entre dos frentes de batalla.

Lunes, 10 Abril 2017 21:46

Las guerrillas

Las guerrillas son grupos sociales que se dicen animados de buenas intenciones, pero que socialmente se presentan mucho más tóxicos, perversos y nocivos que constructores. Su eficacia social en la transformación de las sociedades es nula. Algunas nociones preliminares serán útiles para comprender bien el fenómeno de las guerrillas.

 

La primera es que en una sociedad, se pueden distinguir dos partes: una parte Yin, horizontal, en contacto con la Naturaleza, el pueblo, los campesinos y una parte vertical, Yang, la jerarquía, los dirigentes políticos, económicos, sociales, religiosos, los expertos, los representantes. Algunos llaman a esta parte el « establishment » (establecimiento).

 

En una sociedad normal, en equilibro, los dirigentes, el « establishment », están al servicio del pueblo, aseguran las grandes líneas de su gobierno, ejercen sobre él un control descendente, pero el pueblo, organizado en una red fuerte, coherente y creativa, ejerce un control ascendente sobre los dirigentes e impide las derivas (corrupción, abuso de poder…). 

 

En una sociedad YANG/yin, el pueblo es débil y el « establishment» abusa del poder. En Colombia, el pueblo es víctima y hay varios « establishments » que todos, a su manera, lo controlan, lo debilitan o lo oprimen: uno legal, el gobierno y las asambleas, y varios ilegales, las guerrillas, los paramilitares, los corruptos, los narcotraficantes, la delincuencia común, ciertos sistemas económicos… La situación más dramática en este sentido es la de los campesinos atrapados entre las exigencias simultáneas de la guerrilla, de los paramilitares y de las Fuerzas Armadas. De todas formas, ellos siempre son los perdedores. Son eliminados. En una sociedad YANG / yin, el pueblo, aplastado por sus dirigentes, legales o ilegales, es eliminado.

 

El otro elemento que se debe tener en cuenta es que disponemos de dos instrumentos para conocer nuestro mundo: el intelecto y la sensibilidad. La cabeza y el corazón. El primero es el instrumento Yang, masculino, de conocimiento del mundo. El segundo, la sensibilidad, es el instrumento Yin, femenino. Los animales sólo disponen del segundo. Uno está obligado a considerar que si el futuro del Planeta está comprometido, no son la presencia ni el comportamiento de los animales los que están cuestionados, sino los de los seres humanos, quienes, por disponer de un intelecto, se supone que son más inteligentes, cuando los hechos parecen confirmar lo contrario. El intelecto parece, entonces, hacer parte del problema. Este instrumento es, en efecto, un arma de doble filo. Nos sirve, por intermedio de las ideas, para permitirnos conocer nuestro mundo pero, al mismo tiempo, en razón del carácter abstracto de las ideas, es incapaz de hacernos conocer lo concreto de la realidad. Edgar Morin, uno de los exploradores más brillantes del mundo de las ideas, resume así esta situación: « Lo que nos hace comunicar es, al mismo tiempo, lo que nos impide comunicar.[1] ». Y describe, en forma notable, lo que ocurre si el bipolo del conocimiento (cabeza/corazón, intelecto/sensibilidad, ciencia/consciencia, texto/contexto, analítico/ sistémico) se desequilibra en YANG/yin: « Al igual que somos poseídos por los dioses que poseemos, somos poseídos por las ideas que poseemos… Al igual que los dioses, las ideas libran batallas a través de los hombres y las ideas más virulentas tienen aptitudes exterminadoras que superan las de los dioses más crueles… El marxismo estaliniano fue capaz de poseer el espíritu de grandes científicos en donde pudo reprimir durante decenas de años, como tantas « calumnias innobles », las pruebas acumuladas de su mentira. Es decir la fuerza de las ideologías, frente a lo real y contra él. Los hechos son testarudos, decía Lenin. Las ideas son aún más testarudas, y los hechos se rompen sobre ellas más a menudo que ellas se rompen sobre ellos.[2]»

 

Esta imposibilidad de ceñirse a lo real, de darse cuenta del contexto en el que uno se encuentra, al igual que su fuga y su encerramiento en el mundo mental (la noosfera) y, por lo tanto, la imposibilidad de cuestionar, sino los fines de su acción, por lo menos los medios (el uso permanente de las armas, de la fuerza Yang de enfrentamiento y de eliminación en vez de la de la influencia y de la transformación), la preeminencia concedida a los ideas sobre los hechos, hacen de las guerrillas uno de los modelos perfectos de esta enfermedad, la hemiplejía energética Yin.

 

Al comienzo, como es “obligatorio” en una sociedad patriarcal, los campesinos colombianos (parte Yin, femenina, horizontal de la sociedad, en relación con la Naturaleza, la alimentación…) son víctimas de la opresión del establishment (parte Yang, masculina, vertical de la sociedad: Estado, Fuerzas Armadas, Iglesia, propietarios de las tierras no campesinos, ciudades, inmuebles…).

Algunos de ellos tienen razón cuando describen la desigualdad, la opresión y la injusticia, las cuales son reales, pero se equivocan al interpretar estos síntomas como el diagnóstico; se equivocan cuando piensan que el problema proviene del exceso de Yang en los otros, cuando la causa real es su propia penuria de Yin. Están completamente equivocados cuando, con base en un error metodológico elemental, deciden oponerse de manera frontal (Yang) a sus opresores. Esta idea « luminosa » les llegó a través de una ideología, que fue producida y adaptada por el intelecto (Yang) de Karl Marx, de Engels, de Lenin o de Stalin. Así, una idea (Yang) en un cerebro campesino (Yin) transforma este campesino (Yin) en un guerrero (Yang). En reacción, el Estado se refuerza, las Fuerzas Armadas se refuerzan, aparece el paramilitarismo (el todo hiper-Yang), la represión y la opresión del campesino se agravan, la guerrilla se asocia al tráfico de drogas y hace alianza con la gran delincuencia. Y el destino del campesino colombiano está peor que nunca.

 

Hay que agregar una evidencia: si las guerrillas recurren a las armas, esto indica que son débiles. Este recurso a la violencia es la marca de una impotencia. Particularmente de una impotencia Yin. Y esta es la entrada a un círculo sin fin de brutalidad estéril. Se notará que el verdadero problema de las guerrillas no es ellas mismas, es decir los seres humanos que la componen, sino la ideología, la razón cerrada que las genera. Así, la transformación de la situación también deberá pasar por una acción dirigida no contra los seres humanos sino contra el cierre mental constituido por una ideología. A esto nos referiremos más adelante en el tratamiento de la enfermedad de Colombia.

 

El subcomandante Marcos, que representa la fórmula « soft » de la guerrilla, no ha excluido siempre el uso de las armas, aunque reconoce que la toma del poder lleva a « fracasos y desviaciones ocultadas detrás de su propia máscara ». « Hay un poder opresor que, desde arriba, decide por la sociedad y un grupo de iluminados que decide conducir el país por el buen camino, desplaza al otro grupo de poder, toma el poder y decide también por la sociedad ».[3] Si utiliza el término de « iluminados », es porque ve que las víctimas de una ideología, como también las de una confesión, ya no tienen control sobre su intelecto y se convierten en inconscientes. Y este es el naufragio de una sociedad. El intelecto es un falso amigo. Y los intelectuales corren el riesgo de ser falsos amigos del pueblo. El pueblo debería saberlo.

 

El gran ganador de toda esta confusión siempre es la Bestia. El ataque frontal (Yang) sólo ha servido para incrementarla. Y el pueblo colombiano, debido a un error de diagnóstico de sus « dirigentes » intelectuales (por tanto, insensibles y alejados de lo real) continúa entregando su energía a su verdugo. Los grandes perdedores en este error metodológico grave son el campesino colombiano, el pueblo colombiano, Colombia y la humanidad. 

 

Lo justo, lógico e inteligente, en presencia de este exceso de Yang, hubiera sido incrementar la fuerza Yin, despertar a La Bella. Esto se traduciría por el refuerzo, entre otras cosas, de la colaboración, de la cohesión, de la conjunción en el seno de la comunidad campesina, mediante la creación de redes de solidaridad, de cooperativas, de mutualidades, de una organización social fuerte, de un tejido social apretado que hubiera impedido que los dirigentes se aprovecharan del pueblo y los hubiera obligado a cumplir su papel: servir al pueblo.

 

Sería lógico y prudente que la Nación no espere mucho que las guerrillas (hiperYang) desarrollen el Yin que tanto les falta. Podría esperar demasiado tiempo. De hecho, todos los sistemas desequilibrados, como las guerrillas, están en la incapacidad de verse como tales (sólo se toma conciencia del desequilibrio en el que se está al salir de él), encerrados como están en la caverna de su ideología, poseedores de « la » verdad, sin percepción posible de la realidad y del contexto y, por tanto, sin razón para cambiar. No se puede esperar de ellas ninguna « conversión » espontánea. En consecuencia, sería lógico que fuera la Nación misma, y particularmente, en su seno, sus responsables políticos, religiosos, económicos y sociales, todos los que se afirman « colombianos de bien » y todos los que quieren hacer parte de la solución, quienes emprendan el despertar en ellos mismos y, por consiguiente en toda la sociedad, incluidos los antisociales (los violentos, los corruptos y los dormidos, por ejemplo) de esta fuerza Yin que les hace falta.

 

La Nación puede realmente pasar de una impotencia desesperante a una acción inteligente y eficaz en el sentido de su propia auto-reorganización al dedicarse a despertar sus propias fuerzas de transformación.


[1] MORIN Edgar. La méthode, T 4, Les idées. Leur habitat, leur vie, leurs mœurs, leur organisation. Points Seuil, Paris, 1991, p 115.

[2] Ibíd. p 121.

[3] Revista Cambio, Marzo 26, 2001

La existencia de La Bella, la existencia de una fuerza Yin a nuestra disposición tal vez no es aún muy evidente para todos. No estamos acostumbrados ni a este concepto ni a esta realidad. Sin embargo, cualquiera que sea la acogida que se haga a este dato nuevo, es bueno recordar que no es porque algo no se ve que esto no existe. La Bella existe. Está dormida, no es funcional. No cumple con su papel en nuestras vidas o, en todo caso, no como lo desearíamos, individual o colectivamente. El acceso a ella no es fácil, pero nada nos autoriza, por tanto, a negar su existencia. Si ahora reconocemos su presencia y admitimos que está subdesarrollada, nuestra comprensión de nuestras realidades cotidianas se ilumina con un nuevo día; una pista de trabajo fecunda se presenta ante nosotros.

 

Para hacer más evidente la implicación permanente de la energía en nuestras vidas, para familiarizarnos con esta visión de lo invisible, nos dedicaremos a una descripción de algunas de estas realidades cotidianas bajo el ángulo de la energética, y particularmente bajo el de la bipolaridad de la energía y de su desequilibrio YANG/yin.

Lunes, 10 Abril 2017 21:43

Dos fuerzas complementarias

Abordamos aquí un punto fundamental. El diagnóstico de la enfermedad de la humanidad, hemiplejia energética Yin, permitió resaltar la existencia y la importancia de dos fuerzas. Una de ellas ha brillado por su ausencia o debilidad, su inconsistencia. Teníamos la costumbre de interpretar la palabra « fuerza » aplicada al ser humano por su expresión masculina, la fuerza de enfrentamiento, la que conocemos demasiado bien, la que busca la eliminación del adversario o de la situación (en medicina, los antibióticos que eliminan la bacteria o la infección, los antidepresivos, los antiácidos; en política, el Plan Patriota que enfrenta la guerrilla para eliminar la guerrilla y la guerra; al internacional, los Israelitas en el Líbano al intentar eliminar el Hezbollah…).

 

Pero aquí está la buena noticia: existe otra fuerza. Una fuerza de la mayor importancia, pero completamente desconocida. Cuando cambiamos nuestro punto de vista, cuando aprendemos a mirar en lo invisible, cuando exploramos nuestra « mancha ciega [1]», nos parece cada vez más evidente que, para arreglar nuestros problemas, nosotros les seres humanos, no disponemos de una fuerza sino de dos. Al lado de la fuerza masculina, podemos utilizar una fuerza femenina. Esta es de otra naturaleza, no actúa por enfrentamiento, por oposición. Su mecanismo de acción es la influencia. La influencia es la acción de un flujo o de una fuerza que se infiltran. Esta fuerza no busca la eliminación del adversario o de la situación. El resultado de su intervención es su transformación. La fuerza Yin es la fuerza de transformación que todos tenemos. La que permite nuestra propia transformación, y por irradiación, la transformación de nuestro entorno, de nuestra vida, de nuestro mundo.

El ejemplo típico de este mecanismo de acción es el sol. El sol ejerce una fuerza sobre las frutas. Pero nada de fuerza masculina; ejerce una fuerza Yin de influencia (y de infiltración). Y las frutas se transforman. Bajo la influencia de la fuerza del sol, el ácido se convierte en azúcar.

 

Un adversario es eliminado o transformado, y si no puede ser eliminado, entonces debe ser transformado (la inversa también es cierta). De la misma manera, si una situación no puede ser eliminada, entonces debe ser transformada.

 

Nosotros ya admitimos que un adversario o una situación no se transformarán si no se ha desarrollado una fuerza Yin suficiente[2]. Está claro que la humanidad no necesita más eliminación, necesita una transformación. Si los seres humanos desean la transformación de su mundo, solamente lo lograrán poniendo en juego suficiente fuerza Yin. En el caso contrario, es la situación actual, indefinida, la que persistiría. Indefinida porque el adversario (cada uno verá que coloca bajo este vocablo) no es eliminado ni transformado. La situación se corrompe pero no se resuelve e incluso se agrava, en detrimento de todos. Es posible imaginar el nuevo escenario en donde esta fuerza Yin entra en juego: la situación, sin falta, se transforma y se aclara.

Tenemos a nuestra disposición dos fuerzas:

una fuerza Yang

masculina

de enfrentamiento

que busca

la eliminación


una fuerza Yin

femenina

de influencia

que busca

La transformación


del adversario o de la situación

                 

El despertar de La Bella supone primero saber por qué razón ella duerme y, después, descubrir el procedimiento para lograrlo. Tocamos ahí el tema de las causas de esta hemiplejía energética Yin (su etiología) y el de su tratamiento. Estos temas son objeto de los capítulos siguientes.

 

Pero antes de desarrollarlos, sería bueno detenerse un poco en algunas consideraciones que se pueden extraer de la existencia de esta fuerza Yin. Si se admite que esta última está en estado de penuria, que la humanidad sufre de hemiplejía funcional, ¿qué comprensión podemos tener, bajo este punto de vista, de fenómenos de la sociedad como la corrupción, la violencia, la presencia de las guerrillas, etc.? ¿Y, a qué perspectivas de solución puede conducir este diagnóstico? Vamos a referirnos a varios temas, ciertos son fruto de nuestra experiencia en Colombia

 

PARA RESOLVER NUESTROS PROBLEMAS, DISPONEMOS DE DOS FUERZAS

 

DOS FUERZAS

Una Fuerza Yin

masculina

de ENFRENTAMIENTO

que permite

LA ELIMINACIÓN

Una Fuerza Yin

femenina

de INFLUENCIA

que permite

LA TRANSFORMACION
DEL ADVERSARIO O DE LA SITUACIÓN

DOS CONCIENCIAS

Una conciencia Yang

Masculina

Activa

Emisora

Intencional

“Voy a cambiar el mundo”

CONCIENCIA FLECHA

Una conciencia YIN

Femenina

Pasiva

Receptora

Sin ninguna intención

“Así es”

CONCIENCIA COPA

DOS DIMENSIONES

EXTERIOR

HACER

TENER

INTERIOR

SER

ESTAR (aquí y ahora)

 

© Dr Xavier ETIENNE

 



TODO SISTEMA VIVO DISPONE DE DOS MODALIDADES DE ORGANIZACION

 

DOS ORGANIZACIONES

UNA ORGANIZACIÓN YANG

masculina

ACTIVA, INTENCIONAL

« ORGANIZO MI VIDA…
MI EMPRESA,
MI CIUDAD… »

UNA ORGANIZACIÓN YIN

femenina

PASIVA / SIN INTENCIÓN

“AUTO-ORGANIZACION”
ORGANIZACIÓN QUE DEPENDE DE
EL INTELECTO
(CIENCIA, VISION…)
LA VOLUNTAD
LA ENERGIA
LA CONFIANZA
DOS PROSPERIDADES
POR STOCK
POR FLUJO
DOS PROTECCIONES
POR MURALLAS
POR RADIACIÓN

 

© Dr Xavier ETIENNE

[1] La mancha ciega es la parte de la retina que no tiene foto receptores y que es completamente ciega. Fig.: el inconsciente.

[2] Es necesario precisar aquí que los resultados de la aplicación de la fuerza Yin dependen de una restricción, la superación de un umbral: la energía Yin sólo se manifiesta si se alcanza un umbral. El registro Yin está sometido a la ley del « todo o nada », lo que complica la visibilidad.

Construir un castillo de arena con arena seca es imposible. Y esto no se debe a la presencia de arena seca, sino a la ausencia de agua. Siempre es el ausente el equivocado y el que pone problema. Si se hace volver al agua, esta penetra en la arena, la infiltra, sin encontrar resistencia. La arena no tiene la posibilidad de oponerse a la infiltración del agua, de la misma manera que la Bestia no tiene la posibilidad de oponerse a la influencia de La Bella. El agua no sólo penetra en la arena, la transforma. Como un pegante suave y reversible, el agua opera en la arena una función de conjunción, de cohesión, de aglutinación, de agregación que transforma una sociedad de arena seca (individualista) en una comunidad de arena húmeda (fraternal). La diferencia entre una sociedad y una comunidad es la presencia en la segunda de una fuerza de conjunción, de un tejido conjuntivo, de un tejido social. Esta fuerza de conjunción del agua en la arena es la imagen más representativa del Yin. Esto es el Yin.

 

La ausencia, o por lo menos el nivel más bajo de esta fuerza Yin de conjunción hacen que la humanidad sea una sociedad, pero no es una comunidad. Los países tienen un Estado, pero no una Nación. « Somos un pueblo sin Nación » decía el filósofo Guillermo Hoyos[1]. La humanidad es una patria, pero como está hemipléjica, no es una matria. La palabra « matria » ni siquiera existe. Ni la palabra, ni lo que ella representa se conocen en las sociedades patriarcales, hemipléjicas Yin.

 

Una sociedad anormal sólo está compuesta por una patria, una sociedad normal por un patrio y una matria. Lo primero está encargado de las funciones masculinas como la construcción de las estructuras e infraestructuras, la defensa del territorio y de la economía, la segunda está encargada de las funciones femeninas como la alimentación, la agricultura, la educación. La patria, al igual que el padre, debería designarse con un término masculino: « el patrio ». La matria es por supuesto un término femenino: « la matria ». Para el equilibrio de las familias, la presencia del padre y de la madre es deseable. Para el equilibrio de las colectividades, la presencia de un « patrio » y de una « matria » también lo es. El término « patria » es ambiguo, comienza como masculino y termina como femenino. Los ciudadanos de una patria con frecuencia tienen la sensación de ser traicionados cuando se dirigen a la patria como a una madre. Le piden armonía y fraternidad y ella, como un padre, les responde « guerra ». En el mismo orden de ideas, la Iglesia es una palabra femenina pero designa una realidad masculina, patriarcal. Se podría parafrasear la frase de Cristo y decir: « Que su Yang sea Yang, que su Yin sea Yin; el resto viene del Maligno.[2]»

 

[1] En una emisión de U.N.-Radio (Radio de la Universidad Nacional), U.N. Análisis, en julio del 2004.

[2] “Que su si sea un si, que su no sea un no; lo que se añade viene del Maligno”. Mateo 5-37

Lunes, 10 Abril 2017 21:41

El diagnóstico

Con base en esta argumentación, nos encontramos ahora en condición de identificar la enfermedad de la humanidad, es decir, de enunciar el diagnóstico: la humanidad sufre de una hemiplejía energética Yin.

 

Una hemiplejía es una parálisis de la mitad del cuerpo. Un lado funciona, pero el otro no. Colombia está paralizada de su mitad Yin. Esta parálisis, se debe precisar, no es debida a una lesión: es funcional. No es la estructura de Colombia la que está afectada, es su funcionamiento. También se podría decir: hemiplejía funcional Yin. Sin embargo, propongo que nos quedemos más bien con « hemiplejía energética Yin », porque este término recuerda la existencia, la importancia y la implicación de la energía, y particularmente de su polo Yin. No se insistirá demasiado sobre esta realidad.

 

En medicina, cuando una parálisis no es completa, se utiliza el término de « paresia ». La energía Yin no está totalmente ausente en Colombia (ni en el mundo). Está presente, pero es débil, no hace contrapeso, no hay equilibrio Yin-Yang.

Para estar conforme con la realidad, se debería entonces hablar de « hemiparesia energética Yin », sería más exacto. Pero este término es mucho menos conocido que el de hemiplejía. Se podría entonces reservarlo para los puristas y utilizar el de hemiplejía que tiene el mérito de ser bastante común y, por tanto, mejor comprendido por la mayoría.

 

Este diagnóstico tiene en cuenta la totalidad de los síntomas relacionados con la penuria de energía Yin así como el conjunto de los debidos al exceso « compensatorio » de energía Yang.

 

La humanidad es una sociedad patriarcal porque es hemipléjica Yin. Es hiper Yang porque es hipo Yin (y no a la inversa). La humanidad sólo vive con la mitad de ella misma. Una sociedad de este tipo sólo puede caer, a pesar de sus muletas, si es que ha logrado levantarse. Esta sociedad se propondrá siempre resolver la totalidad de sus problemas con la mitad de ella misma[1], con la mitad de su energía. Lo cual es imposible.

 

[1] MEJIA D. Luis Enrique. Esquizitofrenia. op. cit., p 40.

Los argumentos que demuestran que el problema de la humanidad no está en la presencia de la Bestia sino en la ausencia de La Bella son numerosos y variados.

 

  1. La lógica

Primero, hay un argumento lógico. Estamos obligados a admitir que nuestra mirada sobre la situación está atraída naturalmente por los comportamientos más visibles, los que están relacionados con la violencia, la corrupción y la desigualdad, que se dirige exclusivamente en una dirección, en la de los excesos, mientras que la proposición contraria, la de la penuria como factor causal es la otra opción lógica, pero esta nunca es considerada. Hace parte de la “mancha ciega”, ni siquiera es discutida y simplemente se elimina. Sin embargo, a fuerza de observar los excesos y que esta vía, como es evidente, no desemboca en ninguna medida eficaz, no permite ningún cambio real y profundo de la situación, o sea que no tiene salida, se debe, lógicamente, estudiar la opción inversa. Si no es hacia el Norte, entonces es hacia el Sur. Si el estudio de los excesos no da resultados, debemos considerar la responsabilidad de la penuria.

Otro elemento lógico: si toca interesarse en uno de los polos de energía, no es en el que funciona, sino, evidentemente, en el que no funciona. El polo Yang posee una salud esplendorosa en nuestras sociedades, funciona demasiado bien. Por tanto, uno podría desinteresarse de él, por lo menos por el momento. Por el contrario, debería ser obvio que el que debería retener toda nuestra atención, es el polo Yin que se encuentra mal. Su debilidad es la causa del problema. 

 

  1. Cuando La Bella se despierta

 

Aunque nuestros conocimientos sobre los cuentos de hadas son limitados, todos sabemos intuitivamente que entre más se despierte La Bella, la Bestia más se calma, se somete y se transforma[1]. Todos tenemos una cierta percepción de la interdependencia de los dos polos de energía y no dudamos de que si el Yin se despierta y sube, el Yang disminuye y baja. Y en el fondo de nuestros recuerdos, muchos sabemos que cuando La Bella está totalmente despierta, la Bestia se transforma completamente en Príncipe Encantado.

 

Así aparece una nueva respuesta a la pregunta: «¿Cómo deshacerse de la Bestia?» Uno puede deshacerse de la Bestia mediante su transformación. Mediante su metamorfosis en Príncipe. Esta visión de las cosas deja entrever que ciertas Bestias tal vez sólo son futuros Príncipes en espera de transformación. Lo que permite comprender porqué parece imposible eliminarlas. Parecen protegidas. Como los Príncipes también lo están. Por el mismo Rey, que cuida a sus hijos, incluso pródigos. Entonces, si la opción « eliminación de la Bestia» parece condenada al fracaso, parece existir otra manera de liberarse: por transformación. Así se abre un campo de investigación nuevo. Aquí hay una pista de investigación prometedora.

 

  1. ¿Suprimir la Bestia o despertar a La Bella?

 

Para regresar al equilibrio Yin-Yang, existen dos opciones: la primera consistiría en disminuir el Yang. En este caso se trataría de suprimir la Bestia. La segunda sería aumentar el Yin, es decir despertar a La Bella.

 

La experiencia tan grande que tenemos los humanos del enfrentamiento con la Bestia es suficiente para que no dudemos de los resultados: el primero de estos es que la Bestia siempre predomina porque, al querer eliminar una Bestia enfrentándola, paradójicamente uno la alimenta, la refuerza, no se la elimina y uno mismo se convierte en Bestia. El ejemplo de la guerra que dirigen los norteamericanos en Irak, de la que libran los israelitas en el Líbano son, una vez más, infortunadamente, bellas demostraciones.

 

El otro resultado es que el hecho de afrontar una Bestia nunca ha despertado a La Bella. Por el contrario. La guerra jamás ha despertado la civilidad, la fraternidad, sino más bien el odio, la crueldad y la barbarie. Intentar « aplastar » el Yang jamás ha despertado al Yin. Por el contrario, esta manera de hacer lo hunde más. El retorno al equilibrio no se hace jamás a partir de la disminución del Yang, se hace por aumento del Yin, el cual, por su modo de acción propio, obtiene la transformación del Yang excesivo en Yang normal. Este hecho está ampliamente corroborado por la experiencia cotidiana de los profesionales de la energía, a la escala del individuo. Esta modalidad de acción, aumentar el Yin, despertar a La Bella, también es válida para las sociedades o los sistemas vivos.

 

  1. La carta XI del Tarot
La carta XI del Tarot

  

La carta XI del Tarot se llama « la fuerza ». La representación en imágenes que uno se hace generalmente de la fuerza es más bien masculina, por ejemplo, la de un brazo musculoso empuñando una espada o la de una bestia salvaje, un tigre, un león. Pero en los arcanos mayores del Tarot, se descubre que el símbolo de « la fuerza » es una bella y joven mujer, una princesa, de pie, serena, que parece no hacer nada y, sin embargo, con sus dos manos está dominando, sin esfuerzo, a un león furioso. La fuerza es la de una Bella domando a una Bestia.

 

Esta carta es una maravilla. Los diseñadores del Tarot supieron representar un tipo particular de fuerza a través de una imagen. Esta resume por sí sola toda la estrategia de la liberación de la humanidad. Es de tal importancia que, aunque su simbolismo es bastante claro para algunos, es mejor precisar el significado.

 

Lo que impresiona inicialmente en esta carta del Tarot, es la paradoja. Uno espera una figura masculina y se aparece todo lo contrario. Más arriba mencionábamos que el cambio-metamorfosis, el único que permite una liberación real, se presenta siempre bajo un aspecto paradójico. Este es el ejemplo perfecto. A la pregunta: « ¿Cómo hacer para deshacerse de una Bestia que nos hace bailar una música que no nos gusta? », el modo de cambio 1, el cambio-desplazamiento, nos propone: « más de lo mismo », es decir el uso de la fuerza masculina en un contexto ya hipermasculino, el ataque frontal de la Bestia, con el resultado que sabemos: su reforzamiento[2]. La carta XI del Tarot llama nuestra atención sobre el elemento de base de un cambio-metamorfosis: la energía femenina, Yin. Es ella, y solamente ella, la que permite un cambio-metamorfosis, un verdadero cambio. Es la que falta en Colombia y en la humanidad. Y lo que representa el Arcano XI del Tarot es, por supuesto, una Bella despierta, la energía Yin en plenitud.

 

Después, es evidente que el león está furioso. Pero, sometido a la fuerza de La Bella, está obligado, a pesar de todo, a someterse, mientras que de su lado, otra paradoja, La Bella, parece no hacer nada, no actuar. Esto expresa que el modo de acción Yin es la influencia, es decir una acción discreta, inaparente, no violenta, pasiva, por infiltración. La fuerza Yang masculina, incluso cuando está en exceso, no está equipada para resistir a este modo de acción: es « vulnerable » a la influencia. Y transformada por ella. Esta carta del Tarot es así una expresión en imagen del principio y de la fuerza de la No-violencia, del « Ahimsa[3] », que están al origen de la estrategia que adoptaron Gandhi, Martin Luther King y otros para llegar a la transformación de su sociedad.

 

 El tercer elemento notable de esta imagen de la fuerza es la corona asociada al símbolo del infinito de la cofia de la princesa. Encontramos aquí una constante de los cuentos y de los mitos: el principio femenino Yin es de esencia real o divina. Esto traduce el hecho de que el principio femenino es un arquetipo, es decir una estructura fundamental de la psyché humana, que merece toda la consideración que se debe a las realidades divinas o reales[4]. Esta vida de las profundidades del ser se manifiesta majestuosamente como una fuerza real y potente, aunque discreta, así como lo simboliza este arcano del Tarot. Esta fuerza de influencia profunda es la que puede transformar la realidad desequilibrada de la sociedad colombiana, si se toma en consideración y se despierta en sí. Lo que sugiere la posición de pie de la princesa es que está bien despierta porque el poder sobre la Bestia sólo pertenece a La Bella despierta. 

 

Esta carta del Tarot sólo muestra la primera etapa de la transformación de la Bestia; deja sobreentendida la continuación de la operación, que se traducirá en la aparición del Príncipe. Es de anotar que la bestia representada aquí es un león, es decir el rey de los animales, el rey de la animalidad. Se puede entender esto como el conjunto de las fuerzas animales, de las fuerzas instintivas presentes en el hombre, como la agresividad y la sexualidad. De esta « realeza » animal nacerá, por transformación, una realeza de otro orden, humana o más que humana. De ahí el interés de dejar de asimilar la Bestia con el Mal y de pensar que la única forma de deshacerse de ella es matarla. Recordemos que uno no se puede deshacer de la Bestia matándola porque como todo (futuro) Príncipe, está protegida. La única opción es su transformación, su transmutación alquímica en Príncipe.

 

Falta insistir en un punto fundamental de este símbolo de la fuerza: la sensación de soltura de la princesa, la impresión de que no tiene que hacer esfuerzo para vencer a la Bestia, la demostración de que toma el control sin enfrentamiento. Este punto resalta una característica fundamental de la polaridad Yin, la pasividad. Este mecanismo de acción es paradójico porque en realidad es un no-actuar. Pero precisamente este « sobre todo, no hacer nada »[5], este tire y afloje de la voluntad y de la racionalidad, esta abdicación de la razón y de la intención (Yang) que se ven superados, permiten que la energía Yin encuentre su flujo en la Bestia y la transforme. Esta acción no-actuante también es el fundamento de la actitud mística que consiste, no en « buscar a Dios », sino « en dejarse encontrar por Él ». « No se trata de ir, basta con dejarse llegar. »[6]

 

[1] Alusión a La Bella y la Bestia, el célebre cuento escrito por Mme Leprince de Beaumont en 1757. Jean Cocteau, en 1946, contribuyó en hacerlo conocer al llevarlo a la pantalla con Jean Marais en el papel de la Bestia. Las generaciones jóvenes lo conocen en la forma de dibujos animados de Walt Disney.

[2] Cf. la política de George Bush en Irak o la de Ehut Holmer en el Líbano

[3] « No-violencia » en hindú.

[4] Es este carácter arquetípico del principio femenino el que hace que, por ejemplo, en otro campo, a pesar del hecho de que « la Asunción de María no está demostrada por la Santa Escritura ni por la tradición de los cinco primeros siglos de la Iglesia cristiana » y que «incluso fue controvertida oficialmente durante mucho tiempo…ella sin embargo se desarrolló poco a poco…con la connivencia del conjunto de la Iglesia medieval y moderna; ella ganó tanta fuerza e influencia que logró...hacer pasar a un segundo plano la necesidad de una prueba escrituraria y de una tradición que se remonta a las primeras edades y, finalmente a ser definida oficialmente, aunque, de manera manifiesta, su contenido escapa a toda definición... El paso irrevocable así cumplido más allá de los límites del cristianismo histórico es una prueba resplandeciente de la vida autónoma de las imágenes arquetípicas. » Carl Gustav Jung. Mysterium conjunctionis, Tome 2, Paris, 1971, Albin Michel, p 261

[5] El joven príncipe del cuento « El pájaro de oro» de Grimm, vence todas las dificultades en su empresa de liberación de la princesa porque sigue el consejo del zorro (que representa al Maestro Interior) que le recomienda, en presencia de situaciones inextricables de « sobre todo, no hacer nada». Y de un día a otro, los peores obstáculos han desaparecido. GRIMM. Contes. Gallimard, coll. Folio classique, Paris, 1976, p 164.

[6] MEJIA D. Luis Enrique. Esquizitofrenia. op. cit., p 156.

Cuando se les pregunta sobre el diagnóstico de la enfermedad de la humanidad, los humanos expresan espontáneamente su percepción de la enfermedad y generalmente sólo evocan síntomas relacionados con el exceso de Yang: violencia, corrupción, egoísmo, individualismo, repartición inicua de la riqueza, ley del más fuerte… Las respuestas giran siempre alrededor de lo que se podría llamar, en términos simbólicos, la « presencia de la Bestia ». Para ellos el problema de la humanidad es « la presencia de la Bestia ». Al escucharlos, se ven las garras que esta Bestia ha plantado en todas las partes de esta sociedad, se resienten estos dolores acumulados, el sufrimiento crónico de esta sociedad. No sorprende entonces la pregunta que viene en seguida al espíritu de cada uno: “¿Qué se debe hacer para acabar con esta Bestia, como deshacerse de ella?” Esta pregunta está en todos los corazones, en todos los labios. Es comprensible. Y es totalmente legítima. Pero los seres humanos que ven todos los días, en su vida o en los noticieros televisados, las manifestaciones de agresividad de « la Bestia » y que piensan que el problema es su presencia, están equivocados. Aunque la Bestia esté realmente presente, así parezca sorprendente, el problema de la humanidad no es « la presencia de la Bestia ».

El problema de la humanidad es « la ausencia de La Bella ». En efecto, el problema de de la humanidad es la energía que le falta. En un sistema vivo, siempre es la energía faltante la que crea el problema. Es la penuria de su energía Yin la que origina todos los males de la humanidad. En un hemipléjico, el lado paralizado es el que causa problemas, no el otro. Es la penuria de Yin la que conlleva al exceso de Yang, « la presencia de la Bestia », y no a la inversa. Esta no es la causa sino la consecuencia de esta penuria de Yin. El exceso de Yang no es más que un intento de « compensación » del déficit de Yin; tentativa, claro está, condenada al fracaso. 

 

Varios argumentos abogan a favor de esta tesis. Ahora los vamos a estudiar.

 

Pero, antes, habría que agregar una precisión: La Bella no está muerta, sólo está dormida. No está muerta, porque en nuestra realidad ordinaria, el Yin no puede desaparecer, el Yang no se puede quedar solo. Nuestra realidad de todos los días está marcada con el sello de la dualidad. Siempre persisten los dos elementos complementarios Yin y Yang. Lo que varía son sus proporciones respectivas, en función de las circunstancias. En el presente caso, se trata de un déficit de Yin, pero no de su ausencia; de una debilidad de La Bella, de su sueño pero no de su muerte.

Precisemos también que la escala de este desequilibrio es particular. Se trata de un desequilibrio Yin/Yang en el tiempo y en el espacio. En el espacio, en el sentido de que este desequilibrio afecta a toda la humanidad (pero entre los reinos de la Naturaleza, solamente a ella). En el tiempo, en el sentido de que este desequilibrio afecta a la humanidad desde hace milenios. Aunque la prehistoria evoca la existencia de sociedades matriarcales, la historia es la de la instalación de las sociedades patriarcales, en desequilibrio YANG/yin. Más exactamente, Humberto Maturana[1] sitúa la aparición del desequilibrio patriarcal en la época en la cual los Lapones, por razones que merecen ser precisadas, pasaron de ser nómadas, que seguían los rebaños de renos y se nutrían de ellos (como el lobo), a pastores, lo que implica que se apropiaron de estos rebaños y el lobo se convirtió en el enemigo que tocaba eliminar. Se refiere a los estudios arqueológicos realizados en la cuenca del Danubio que muestran que los primeros signos de una cultura patriarcal aparecen hace unos cinco mil años antes de JC pero que antes, y por un periodo de dos a tres mil años, no hay rastros de patriarcado, de fortificaciones, de armas, de sepulturas diferentes para hombres y mujeres sino de sitios ceremoniales para actividades místicas que contenían representaciones femeninas[2]. Françoise Gange muestra que la cultura patriarcal apareció con la civilización sumeria, tres mil años antes de JC y que se reforzó progresivamente hasta establecerse definitivamente con los Hebreos y los Griegos[3].

 

El sueño de La Bella es entonces una antigua constante de la humanidad, una realidad histórica y universal.

[1] MATURANA Humberto. El sentido de lo humano. op. cit., p 313.

[2] Ibid., p 310.

[3] GANGE Françoise. Avant les dieux, la Mère universelle. op. cit., p 15.

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