Las consecuencias de la penuria de energía vital


Este balance cuantitativo « en rojo » de la energía vital de los seres humanos permite aportar una explicación a fenómenos dolorosos que nos afectan permanentemente.

1. La diferencia entre aspiraciones y realizaciones

Con frecuencia existe una diferencia notable entre lo que aspiramos y lo que realizamos efectivamente. Esta diferencia genera sufrimiento, frustración. Los colombianos, por ejemplo, aspiran a la paz y a la armonía y sufren hambre y guerra. Poner fin a este sufrimiento significa poner fin a la diferencia entre nuestras aspiraciones y nuestras realizaciones. Esto no se obtiene rebajando las aspiraciones legítimas, sino subiendo el nivel de las realizaciones. Lo cual sólo es posible al aumentar el nivel de energía del sistema (cambio-metamorfosis).

 

2. Los comportamientos de compensación artificial de la penuria

Un individuo o cualquier sistema vivo que sufre de penuria de energía funciona mal y sólo podrá vivir mal. Para compensar este malestar, generará lo que se podría llamar comportamientos de compensación artificial de la penuria.

 

Por lo general, se observan pocos comportamientos de plenitud (júbilo, serenidad, poder, nobleza, expansión vital, protección...). Por el contrario, nuestra vida individual y social está afligida de numerosas manifestaciones de penuria (las detallaremos más adelante) y de un gran número de comportamientos de compensación artificial de esta penuria. Bajo esta perspectiva se pueden estudiar, en primera instancia, tres fenómenos: la corrupción, el uso de las drogas y el vampirismo.

 

a. La corrupción

Con frecuencia, la gente está tan vacía existencialmente que tiene que compensar este vacío robando a la sociedad, tomando del presupuesto de la nación o del vecino. Un país como Colombia, afligido en proporciones espantosas por esta plaga, ofrece todos los cuadros posibles de esta penuria y de estos « esfuerzos » desafortunados y torpes que se hacen para compensarla. Como la compensación no es un tratamiento de la causa, sino solamente del efecto, la acumulación de bienes exteriores no cambia nada al vacío interior de las personas e incluso, si algunos ya han podido acumular grandes fortunas, suficientes para asegurarles el futuro material en esta vida, necesitan siempre más y, esto, evidentemente, en detrimento de una justa repartición de las riquezas. Así se explican estos comportamientos tan extraños de personas que ya tienen todo para vivir, no bien, sino confortablemente, y que terminan su vida en la incomodidad de una cárcel por no haber dejado de robar a tiempo.

 

Cualquier otra forma de acumulación (de mujeres, de drogas, de armas, de territorios, de ganado, de hijos…), la búsqueda de honores, de gloria y de poder, son también comportamientos de compensación artificial de esta penuria. E igualmente constituyen pruebas (negativas) de la existencia y la importancia de la energía.

b. La droga

Su uso busca, evidentemente, compensar un malestar, un vacío. Una persona llena de energía no va a necesitar droga para sentirse bien; por el contrario, una alteración artificial de sus estados de consciencia le molestaría. Si el uso de la droga está tan extendido es porque la penuria de energía también lo está y la droga es un medio sencillo para compensar, de manera efímera, parcial e infortunadamente peligrosa, este vacío. Toda persona que se droga compensa un vacío. Nunca se podrá resolver el problema de la droga sin tener en cuenta el vacío energético que genera esta necesidad de compensar. Y todas las prohibiciones del mundo no cambiarán nada o, más bien, agravarán la situación.

 

c. El vampirismo

Otra anomalía importante de las relaciones interhumanas es lo que se puede llamar el vampirismo, ese robo organizado de la energía. Se trata de uno de los principales azotes de la humanidad y representa la principal fuga de energía en el ser humano. Un gran banco francés, hace unos veinte años, logró perfectamente una operación publicitaria poco común con un mensaje extremadamente sencillo: « Su dinero me interesa. » Es raro encontrar tales publicidades no mentirosas. Uno podría parafrasear este mensaje al aplicarlo a la energía: su energía le interesa a más de uno. Pero, quienes se disponen a robarla no lo van a hacer abiertamente, no lo van a anunciar, pero puede estar seguro de que lo van a hacer.

 

Entre quienes sufren de penuria de energía, hay muchos que, sin escrúpulos, pasan la barrera de la decencia y del respeto y se ponen a compensar artificialmente su penuria agrediendo a una víctima, porque lo permite. Un individuo o un sistema vampiro roban la energía de una persona o de una colectividad inyectándoles los tres venenos violentos que son (en el orden habitual de utilización) la piedad, la culpabilidad y el miedo. Estos tres venenos psíquicos son medios de manipulación muy eficaces que utilizan todos los vampiros. Las guerrillas y otros vampiros les roban no solamente su dinero, sino también su energía, a través del miedo, mediante el terrorismo. Ustedes pueden estar seguros que su dinero les interesa, pero también pueden estar seguros que, sobre todo, como todos los terroristas, buscan su energía. 

 

Administrar esta energía es, entre otras cosas, disponer de los antídotos específicos para cada uno de estos tres venenos y utilizarlos para inmunizarse contra los vampiros, para hacerse hermético, para vivir sin miedo, sin reproches y sin piedad y así conservar su energía, incluso en Colombia.