Introducción - Cambio 1 y cambio 2

Hace dos horas que un señor busca sus llaves en la calle, de noche, bajo un reverbero. Un transeúnte se propone ayudarlo y le pregunta: « ¿Y dónde perdió sus llaves? – ¡Ah! las perdí allá, en el prado. – Entonces, ¿por qué las busca aquí? - ¡Ah, porque aquí hay luz! »

 

En estas pocas líneas, ¡se puede contar la historia de la humanidad!

 

Tenemos aquí otra manifestación de esta confusión de la que hablábamos antes. Uno siempre busca ahí donde se tiene la costumbre de buscar o allí donde se dispone de ciertas facilidades, y se llega a esta última alternativa, cuando existen las llaves, hay solución; pero como uno se equivoca en el procedimiento o en las premisas, no se encuentra lo que se ha perdido. Según toda la probabilidad, la solución de los problemas de la humanidad existe. Pero la manera habitual de proceder hace imposible la emergencia de esta solución. En su tiempo, Platón narraba más o menos lo mismo a través de la alegoría de la caverna[1]. La organización de la conciencia ordinaria es tal que no se puede encontrar la salida de primera intención. Hay toda una estrategia, toda una metodología que se debe poner a prueba para que se progrese realmente hacia ese cambio, hacia esa salida.

 

Para intentar mirar de entrada en la dirección de la salida y proceder metódicamente en la búsqueda de las llaves de la humanidad, en este capítulo vamos a proponer algunas bases teóricas y prácticas

 

[1] PLATON. La République. Traduction et notes par R. Baccou. Garnier-Flammarion, Paris, 1966, Livre VII, p 273.