Introducción - El estado de espíritu de los participantes

El tratamiento de una sociedad enferma no es una empresa ordinaria. El reto es de una gran envergadura. El retorno al equilibrio de una sociedad es una revolución. Una revolución que sólo puede ser interior, pacífica y constructiva, pero revolución, de todas maneras. La transformación personal y la transformación colectiva son procesos muy exigentes. Para lograrlo, se necesita que los actores de este cambio estén en un estado de espíritu particular: se dan y cumplen una misión. Esto supone una actitud y aptitudes particulares, que vamos a describir en detalle.

 

Frente al desafío monumental que es la reorganización social de un país, frente a una tarea que parece tan difícil, incluso imposible y por lo menos gigantesca, se observan, en general, tres actitudes: la del egoísta, la del resignado y, por último, la del guerrero.