¿Cuál es el futuro de nuestros hijos en este contexto?

El desequilibrio de la humanidad es el de toda sociedad patriarcal. Ahora bien, es en una sociedad afectada por este profundo desequilibrio en donde tenemos a nuestros hijos y nuestros nietos. Podemos, con toda legitimidad, cuestionarnos sobre su porvenir. Algún día nos tocará hacerlo en estos términos: ¿Qué futuro pueden tener nuestros hijos en un sistema en desequilibrio? ¿Se puede pensar que con tal desequilibrio energético, si persiste, será posible fundar un mundo justo y feliz? ¿No sería más deseable, para un futuro mejor, que los seres humanos le pongan fin a este desequilibrio? ¿En qué mundo queremos vivir?

 

Poner fin a este desequilibrio significaría que a esta situación de desarreglo societal, se aporte un remedio, que se le aplique un tratamiento. Pero, poner el evidencia el carácter patriarcal de la sociedad, es sólo la conclusión de una observación (la de una sociedad hiper Yang / hipo Yin) y no es todavía un diagnóstico. Todo lo que hemos hecho hasta el momento ha sido acumular observaciones de las manifestaciones, de los síntomas que presenta el enfermo, unos que traducen un exceso de Yang, otros una penuria de Yin; el paciente está observado pero el diagnóstico está pendiente, el problema no está planteado aún. En este momento de la exposición, es prematuro hablar de tratamiento puesto que no hemos llegado siquiera al diagnóstico y no es posible, como lo vimos atrás, saltar esta etapa fundamental. En ningún caso podemos (y, sin embargo, es lo que se hace con frecuencia) quedarnos en este punto; después de la observación de sus síntomas, tenemos que pasar al diagnóstico de la enfermedad de la humanidad.