Introducción - Los soportes de concentración

La concentración implica un soporte de concentración. No es fácil, o más bien, no es posible para la mayoría de nosotros concentrarnos en nada, en el vacío. Esto sería lo que se podría llamar la meditación, pero esta es la etapa siguiente, una vez « llegados » al Centro. La primera etapa es entonces la concentración, y, para practicarla, nos es necesario escoger un soporte. Hay una variedad infinita de soportes de concentración. Todo puede servir de apoyo para nuestra concentración: un centro geográfico al ser, un eje, un punto sobre una pared, una estrella en el cielo, un sonido, un concepto, una sensación. Cada quien, según sus afinidades, puede ser llevado a escoger uno u otro soporte de concentración. Clásicamente, los adeptos al Hatha-yoga colocan toda su atención en las posturas del cuerpo o sobre una parte del cuerpo o sobre la respiración. Estas prácticas son de gran interés en el sentido en que permiten el desarrollo de la concentración sin alejarse de la realidad de la encarnación. Claro está, no todo el mundo se siente atraído por este tipo de práctica, muchos no tienen ni el tiempo ni las condiciones físicas o materiales para emprenderla. Sin embargo, de estas prácticas, hay una que es de gran interés y que está al alcance de la mayoría de nosotros: la atención a la respiración.