Los norteamericanos

En un libro dedicado a Colombia, no habría, a priori, ninguna razón para hablar de los Estados Unidos. Sin embargo, lo que ocurre en esta gran nación es tan significativo de lo que intentamos describir en este libro, hay tantas enseñanzas sobre lo que les ocurre a los norteamericanos que es útil dedicar algunas líneas para describir su desequilibrio. De otra parte, Colombia mantiene relaciones privilegiadas con sus vecinos del Norte, incluso una dependencia; seria interesante que los colombianos tengan algunas pistas sobre las bases energéticas de esta relación.

En efecto, los Estados Unidos son el ejemplo mismo de un sistema en desequilibrio. Este país sufre de la misma hemiplejía Yin que Colombia. Esto se traduce en comportamientos Yang excesivos, como la acumulación de las riquezas para unos pocos, una política de expansionismo y de control que se extiende a todo el planeta e incluso por fuera de él (se podría hablar de la exploración del espacio, pero no, ¡aún estamos hablando de su conquista, de su control y de guerra de las estrellas!), la construcción de muros inmensos de separación, etc. Uno de los puntos característicos de su déficit de Yin es la visión del mundo extremadamente reductora que gobierna su política y que se resume en « la guerra contra el terrorismo ». Esta pobre visión de la complejidad inmensa de la situación del mundo les hace creer que pueden liberarse de un cuestionamiento severo sobre su propia actitud y de un reconocimiento de su propia responsabilidad en el grave desequilibrio mundial. Con base en esta visión truncada de la realidad, hacen que otros carguen con la responsabilidad de lo que les ocurre. Es inquietante que los dirigentes promuevan esta política simplista, pero es aún más grave que las elites de ese país la acepten.

 

Irak es un país que experimentó la tiranía, que conoció las garras de la Bestia, fue víctima de la apropiación excesiva del poder y de las riquezas de un dictador (hiper-Yang) que, como todos los tiranos, arreglaba todos sus problemas mediante la eliminación física de sus opositores. Pero esto sólo es posible porque Irak es un país hipo-Yin, un país hemipléjico Yin. Para ayudar a este país había que ofrecerle, o hacer que el mismo se ofrezca lo que tanto le falta: una fuerza Yin, fuerte, que serviría para su transformación. Los norteamericanos, cuyo deseo de apropiación del petróleo iraquí no es un secreto para nadie y cuyo deseo de soberanía sobre todo el planeta es patente, impusieron su modo habitual de arreglar el problema: el enfrentamiento y la eliminación (hiper-Yang). Su decisión no obedecía a un diagnóstico preciso de la situación, diagnóstico que no habían hecho pero que, de todas formas, no les interesa, sino de una actitud primaria y visceral del tipo « riña de gallos » o « lógica de gladiadores ». El resultado que todo el mundo presentía y anunciaba no se hizo esperar: exacerbación de la violencia y del terrorismo. El mundo no se hizo más seguro, por el contrario, el fuego está en el polvorín, Irak está de luto, los Estados Unidos están de luto, la humanidad perdió una gran parte de su patrimonio. Y en poco tiempo, se llegó a esta aberración suprema en la que George Bush y sus halcones han matado más iraquíes que Saddam Hussein y más norteamericanos que Osama Ben Laden. Saddam Hussein, quien también quería matar norteamericanos pero no tenía los medios para hacerlo, logró que el mismo George Bush lo hiciera. En poco tiempo, incluso muerto, Saddam Hussein, por haber sabido atraer y hacer caer a su adversario en una trampa, ha ganado la guerra del Golfo. El mundo entero les había dicho a los norteamericanos que se trataba de una trampa, pero cuando uno no tiene Yin, uno no ve los enemigos interiores (la viga en el propio ojo), sólo los ve en el exterior (la paja en el ojo ajeno).

 

El error de los norteamericanos produjo terror. Atizaron el terrorismo que pretendían querer combatir. El terrorismo no es más que un síntoma hiper-Yang de un desequilibrio energético YANG/yin. Atacar el terrorismo y permanecer ahí sólo corresponde a un tratamiento sintomático, con todos los efectos secundarios que se conocen. Y esta « estrategia » no despertó para nada las fuerzas Yin del país, por el contrario: La Bella de Irak sigue dormida y maltratada. El problema de Irak no está solucionado. Pero su petróleo está en manos de los Estados Unidos. Los Yankees no querían la transformación de Irak sino su petróleo. No comprendieron. No comprendieron que, cuando se libran a este tipo de comportamientos, están retardados y atrasados. No han comprendido que todos estamos en el mismo barco Tierra y, que lo queramos o no, estamos todos involucrados en el futuro de nuestros hijos, futuro que sólo podrá existir si hay solidaridad, ayuda mutua, equilibrio y repartición.  

 

Tampoco han comprendido lo que les sucedió el 11 de septiembre de 2001. Algunas voces se elevaron en los Estados Unidos después del abominable atentado de Nueva York para invitar al cuestionamiento de ellos mismos: « ¿Por qué no nos quieren? ». Cuando se produce un evento de este tipo, siempre hay algo que comprender. Pero estas voces no fueron escuchadas, la cuestión fundamental no tuvo eco y la lección que podía aprenderse de ella no fue entendida. Sin embargo, lo que les ocurrió puede comprenderse.  

 

Existe un símbolo que puede llevar a esta comprensión, un símbolo importante, la carta XVI del Tarot: la Casa de Dios (La Torre). Todos los discípulos de auténticos maestros espirituales han aprendido a conocer esta carta (y lo que representa), con frecuencia a costa de ellos. Representa la caída del Iniciado o la destrucción de su ego hipertrofiado, con sus pretensiones y su orgullo (verticalidad hiper-Yang).

Este símbolo pone a dos personajes en escena: el Iniciado (su corona representa su origen real) y su asistente. La torre (una erección) que construyeron es fulminada por el fuego del Cielo. (Es de anotar la pequeña nube que simboliza la confusión que impidió a las autoridades, la CIA y el FBI, en el caso del atentado del 11 de septiembre, detectar el ataque con anticipación). En su caída, el asistente va a morir por el golpe de un ladrillo sobre el cráneo. El Iniciado parece beneficiarse de una protección y va a poder salir ileso de su caída y seguir su recorrido de formación liberado de la inflamación de su ego. 

 

En esta figura reside la gravedad y la exigencia del proceso de transformación del ser humano: si el que está involucrado (el Iniciado) se descuida, el no es quien va a morir, sino su asistente. El caerá pero sanará de su orgullo. En el mito de Hércules se encuentra exactamente la misma noción: desde su primer trabajo, « La captura de las yeguas comedoras de hombres », Hércules, orgulloso e imbuido de su fuerza, descuida su protección y su trabajo y es su amigo Abderis quien muere. Su trabajo está hecho, pero está mal hecho[1].

 

La reciente actualidad nos ha recordado infortunadamente que las leyes de la existencia son válidas para todo el mundo: en efecto, cómo no ver en la destrucción de las Torres Gemelas por el fuego venido del cielo, una reproducción tan exacta de esta carta XVI del Tarot. A lo que se apuntaba era al orgullo, al egoísmo, a la pretensión (es decir el Bien y el Mal, de recrear el mundo o conquistarlo…) y a la verticalidad (el machismo, el feudalismo, el imperialismo, en resumen, el patriarcado) de la civilización norteamericana y fueron sus miles de asistentes quienes murieron. Los norteamericanos no parecen haber visto que lo que estaba en juego ese 11 de septiembre sólo era el símbolo de la prosperidad (World Trade Center), el símbolo del poder (Casa Blanca o Capitolio) y el símbolo de la Defensa (Pentágono), y no parecen haber comprendido que la próxima vez, no serán los símbolos los que serán destruidos sino la prosperidad, el poder y la defensa. Su fuerza, a los ojos de la Vida, no les confiere ningún derecho y, con seguridad, no el de utilizar a la humanidad y la Naturaleza, sino que les confiere más bien deberes, el de compartir y el de servir. Es deseable que los norteamericanos retomen consciencia, se deshagan de la exageración de su ego, consideren el desequilibrio YANG/yin que los afecta y que generan, y lo corrijan despertando en ellos a La Bella.

Carta XVI del Tarot

Ahora, en cuanto a quienes están subordinados a los norteamericanos, en cuanto a los países que están bajo su dependencia, en cuanto a los pueblos (como Colombia) que son víctimas o dependientes de la potencia militar, política y económica de los Estados Unidos, deben considerar que su problema no es la presencia de la Bestia, no es la injerencia militar, económica y cultural norteamericana, sino la ausencia de La Bella, la debilidad de su propia energía Yin, la ausencia de una fuerza de cohesión social en ellos mismos. El despertar de la fuerza Yin en ellos mismos obligaría a los Estados Unidos a transformarse en Príncipe Encantado, obligaría al Imperio a volver a ser lo que se había propuesto, una tierra de libertad y de respeto. Si Colombia dispusiera de toda su energía, Yin y Yang, no tendría necesidad de ser vasalla de los Estados Unidos y ellos se convertirían en socios respetuosos.

 

[1] BAILEY Alice A. Les travaux d’Hercule. Lucis, Genève, 1981, p 33.