Introducción

Estrés energético

 

Se podría imaginar fácilmente el estrés de una planta a la que le faltase agua. Las hojas están blandas, sin vigor, la planta está más frágil, los parásitos la atacan más fácilmente. Uno dice que esta mata está en estrés hídrico. El solo y único remedio es aportarle agua.

Podemos retomar esta imagen en cuanto a la humanidad. Pero para ella no se hablará, por lo menos todavía, de estrés hídrico. El estrés del cual sufre la humanidad es de otro orden, es un estrés energético. La humanidad es un sistema vivo que vive y funciona mal porque sufre de una carencia de su fuerza de vida, ella está en penuria de energía, y particularmente en déficit grave de su componente femenino. Todos nos sorprendemos de este desequilibrio que aflige a la humanidad y que se agrava constantemente. Estamos llevados a constatar, por ejemplo, que hay cada día ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. La sociedad humana está gravemente desequilibrada, su desequilibrio es de orden patriarcal (desde hace por lo menos unos 6000 años). Al igual que los peces no ven el agua en la cual viven, los seres humanos no ven la energía desequilibrada de la sociedad humana patriarcal. Lo que es habitual termina pareciendo normal, cuando una sociedad de este tipo es, por definición, anormal, desequilibrada y, entonces, disfuncional, confusa, violenta, injusta, invasora, agresiva, impotente, infeliz… Al ritmo al que vamos, todo el mundo ve bien que, a la humanidad, le falta poco para completar su autodestrucción.

Esta penuria de energía vuelve imposible toda lucidez lo que hace que los problemas de los seres humanos ni siquiera están planteados como deberían serlo y por consecuencia no pueden ser resueltos. Sobre todo que, sin su energía, la humanidad está privada de esta fuerza, de este dinamismo, los cuales necesita absolutamente para cambiar, moverse, transformarse, metamorfosearse. Sin energía no hay lucidez para el diagnóstico, no hay fuerza para el tratamiento. Su único y solo remedio es entonces, lo habremos entendido, aportarle su energía (en particular su fuerza femenina).

Estas páginas se proponen poner a la luz este desequilibrio para lograr entenderlo a fin de sacar todas las conclusiones en cuanto a su corrección.

Estas páginas se proponen poner a la luz este estrés energético que aflige a la humanidad. Es necesario que lo comprendamos bien para lograr corregirlo. Las cosas son finalmente muy sencillas: la humanidad debe lograr su transformación… para no lograr su eliminación. Ella debe pasar de la penuria y del desequilibrio a la plenitud y al equilibrio. No es sino tomando en cuenta su energía como la humanidad se convertirá en este mundo equitativo, sensato, pacífico, respetuoso, lúcido y potente que queremos para nuestros hijos.

 

Medicina de la Energía

 

Lo que va a ser expuesto en estas páginas es el fruto de una experiencia de más de 37 años de gestión de la energía de miles de pacientes por un médico beneficiado de una doble formación: una formación profesional en medicina moderna, extendida ampliamente al campo de las medicinas complementarias, y una formación humana ( 40 años de práctica de la meditación y del Yoga), orientada hacia la exploración de la vida interior y de sus recursos, la de un discípulo directo de un auténtico y gran Maestro Espiritual. Estas dos formaciones, que he tenido la suerte infinita de recibir, se combinan perfectamente y permiten así al médico que soy observar la energía de sus pacientes, hacer el diagnóstico de sus anomalías para luego hacer su tratamiento. Es lo que se puede llamar la Medicina de la Energía. Estas formaciones permiten también, enriquecidas por una experiencia poco ordinaria, enseñar la energía a los pacientes, su realidad, su importancia, sus funciones, su gestión, sus patologías. De esta posibilidad se deriva claro está, la obligación de hacerlo, el deber de transmitir todos estos conocimientos. Los medios modernos de comunicación, ofrecen ahora la posibilidad de poner estos conocimientos al alcance de todos los seres humanos que desearían tener datos precisos sobre la situacion de la humanidad, sobre la naturaleza de sus disfunciones y sobre los medios eficaces de corregirlos. La Medicina de la Energía se aplica también a este gran sistema vivo que es la humanidad.

 

La humanidad, sistema vivo y complejo

 

Estos textos se proponen traer una luz particular sobre el funcionamiento de los seres y sistemas vivos. Se fundan sobre las consideraciones siguientes que entrego ahora en bloque pero que estarán desarrolladas poco a poco:

1. Los sistemas vivos viven, funcionan, y se organizan gracias a su energía.

2. La humanidad vive mal, funciona mal y no logra organizarse en razón de una doble patología de su energía:

un déficit cuantitativo (los seres humanos funcionan con, en promedio, 57% de su energía) y

un desequilibrio cualitativo mayor entre la fuerza masculina (Yang, de eliminación) en exceso y la fuerza femenina (Yin, de transformación) en grave insuficiencia (eso, obviamente, tanto en los hombres como en las mujeres). Los seres humanos viven en este desequilibrio energético desafortunadamente estable (cuando los animales, ellos, si no están demasiado alterados por los humanos, viven en equilibrio dinámico). Además, los seres humanos viven en una lógica del desequilibrio que tiende siempre a gratificar al más desequilibrado, lo que lleva a este desequilibrio de la humanidad a agravarse cada vez más.

3. Si las manifestaciones del exceso de comportamientos masculinos asociados a la casi divinización de los valores masculinos (eliminación, ley del más fuerte, apropiación de territorios y manadas, verticalidad…) son los más visibles, estas sin embargo no son la causa sino la consecuencia de la ausencia de fuerza en los valores y comportamientos femeninos (transformación, cooperación, colaboración, reparto…): es siempre el ausente el que está en el origen del problema.

4. Resulta de eso que los seres humanos son expertos en eliminación e incapaces de transformación, desbordan en fuerza masculina de eliminación y carecen de fuerza femenina de transformación (la figura es idéntica, repito, en la mujer y en el hombre).

5. Le energía siendo de difícil acceso, invisible e intangible, este patrimonio de vida es desconocido, descuidado, incluso despreciado. Este sector de la actividad humana nunca está considerado (o muy poco) en su justo valor, hasta en medicina. Nadie dentro de nuestros brillantes intelectuales, nuestros filósofos, nuestros médicos, nuestros sociólogos… entiende el puesto fundamental que ocupa la energía en nuestras vidas. Sin embargo, la energía es un patrimonio de primera importancia que debería ser objeto por parte de todos de una atención muy particular, hasta (o sobre todo) si eso representa para muchos un esfuerzo. Su percepción, su comprensión, su gestión suponen no solamente conocimientos teóricos sino también una percepción de orden sensible, lo que hace gran falta en una sociedad afectada por este desequilibrio que describimos.

6. Esta doble patología de la energía (penuria y desequilibrio) es probablemente, si uno lo piensa bien, la única explicación a la confusión, a la impotencia y a la hostilidad que afectan la humanidad. Todo individuo, toda empresa, toda sociedad (todos son sistemas vivos) que pierde energía pierde así su luz, su fuerza y su tranquilidad. Una humanidad en carencia de energía no está libre de sus comportamientos, ella trata por todos los medios de reorganizarse, pero no lo logra, ella no puede transformarse, a pesar de todos sus esfuerzos. Así, más que nunca, la energía de la humanidad debe retener nuestra atención.

7. Una sociedad está compuesta solo por socios, por lo tanto su transformación no puede surgir sino de la acción concreta y pertinente del mayor número posible de sus miembros. Los seres humanos todos sin excepción, están convocados a esta gran obra y tienen que acabar con esta actitud infantil que consiste en esperar que un “papá” o que un “salvador” haga solo todo el trabajo. No es al pie del muro en donde uno espera el albañil sino arriba.

Quiero precisar desde ahora que todas las tesis desarrolladas en estas páginas no tienen absolutamente nada que ver con el feminismo. Se menciona esta Fuerza Femenina que anima tanto a los hombres como a las mujeres y que falta tanto a los unos como a las otras. El malestar que genera el feminismo y la poca credibilidad, la poca atención que suscitan vienen del hecho que la condición femenina está defendida por mujeres sin embargo animadas por fuerza masculina y obrando con un modo masculino, en total ignorancia de lo que es realmente la Fuerza femenina. Lo confirma la vertiente extrema del feminismo que es este movimiento de las Femen que expone una contradicción patente entre la desnudez femenina y la brutalidad masculina de sus actuaciones y gestos. Muchos feministas sinceros (mujeres y hombres) encontraran en estas páginas una comprensión profunda de la verdadera feminidad y de su sorprendente fuerza.

Los textos que siguen están extraídos en su mayoría de mi libro, publicado en Colombia en el 2008, El Plan Matriota, el despertar de la Fuerza (femenina) de Transformación en Colombia.  Editorial Temis. Disponen así de un conjunto coherente y bastante completo de informaciones y de datos prácticos para entender la finalidad de este sitio web. Pero como para muchos es más difícil leer sobre una pantalla que en un libro, al final de cada capítulo presentaré un resumen. Eso para que cada uno pueda tener una ojeada rápida de lo esencial de la argumentación de este sitio. Toda persona que deseará entrar más a fondo en los detalles de la argumentación podrá elegir a su conveniencia una lectura más profunda.