Definiciones del patriarcado

El patriarcado admite diferentes definiciones. La más simple se refiere a la transmisión del apellido por el padre y no por la madre. Otra evoca una forma de organización social en la cual la autoridad familiar, política y económica la tienen el padre o los hombres[1]. Otros van un poco más lejos y hablan de poder ejercido por los hombres. En fin, se tiene la costumbre de considerar el patriarcado como un sistema que lleva al abuso de poder de los hombres sobre las mujeres y, por lo tanto, a su dominación, “sujetación”, opresión (sexismo).

Cuando el patriarcado se reduce así al hecho cultural y social de la dominación y represión de la mujer por el hombre, no se percibe, como ocurre con frecuencia en asuntos humanos, su realidad energética, su base energética. No se percibe que en un sistema en desequilibrio, siempre habrá uno fuerte, opresor y un débil, oprimido. Y no puede ser de otra manera mientras persista el desequilibrio energético general. Una anomalía de funcionamiento de todo un sistema se reduce a una de sus manifestaciones, que sólo es uno de sus síntomas. Es contra este síntoma, la opresión, que han luchado y siguen luchando un buen número de feministas, pero sin percibir el desequilibrio energético subyacente que se impone y sin ver, en este desequilibrio, la ausencia de la energía Yin. Esta dominación / opresión es efectivamente el síntoma más frecuente del patriarcado. Pero considerar el patriarcado « energético », es ofrecerse la posibilidad de comprenderlo con mayor profundidad.

 

También es poderse dar cuenta de que una de las formas del patriarcado, puede ser paradójicamente inversa.  Se puede tener la dominación del hombre por la mujer. En este caso, es un patriarcado en cuerpo de mujer y no un matriarcado[2]. En general, se reconoce este carácter de « patriarcas » a las mujeres de Medellín, a las mujeres de los departamentos de Antioquia y de Santander. Los sociólogos y antropólogos ven en estas regiones un matriarcado; en realidad, se trata de un patriarcado típico, es decir, un sistema hiper Yang / hipo Yin pero dirigido por las mujeres. Así, para comprender lo que es realmente el patriarcado, es necesario ver, no solamente los síntomas, sino también la energética porque, además de ser un dato cultural y sociopolítico, es un dato energético. El patriarcado está relacionado, no con el sexo, sino con la puesta en obra de energía masculina excesiva para alimentar comportamientos y valores masculinos, lo cual lleva a la represión de lo femenino y esto, tanto en una sociedad como a nivel individual, y tanto en los hombres como en las mujeres

 

Decíamos atrás que en todo ser humano, hombre o mujer, se encuentra energía Yang y energía Yin; que, en general, se espera encontrar más energía Yang en un hombre y más energía Yin en una mujer, pero que esto no siempre ocurre. Efectivamente, muchos hombres (por ejemplo, aquellos que una madre abusiva ha « castrado » psicológicamente y, por tanto, en energía) son incapaces de combatividad y se muestran débiles e impotentes en los momentos decisivos.

Y muchas mujeres, en la imposibilidad de controlar su sensibilidad, van a manifestar comportamientos agresivos y autoritarios. Todos conocemos mujeres que son « patriarcas », « mujeres de hierro ». Por ejemplo, ocurre que una mujer someta a su marido a la idea que ella misma se hace sobre lo que debe ser un marido. Así, ella vive e impone una idealización (Yang), si, claro está, su víctima lo consiente. Florence Thomas[3] mezcla los géneros, con todas las consecuencias que ella podrá imaginar, cuando declara que « Las mujeres (realidad aparentemente Yin) tienen la palabra (realidad Yang) ». Como ya lo vimos, la energía masculina tiende a la conquista del poder, del territorio y en este plano muchas mujeres son hombres. Algún gobernador de un gran departamento de Colombia, algún dictador serbio o rumano y muchos otros, tenían razones para saberlo. Humberto Maturana dice : « Antes de terminar, permítanme observar que el patriarcado no tiene nada que ver con lo masculino, es un modo de vida fundado sobre la apropiación, las jerarquías y el control, y es patriarcal no por sexo sino por cultura. Tanto hombres como mujeres pueden ser patriarcales. »[4]

 

Es importante tener presente que el patriarcado no es un problema de sexo, es un problema de energía: un individuo o una sociedad funcionan con una proporción de energía que favorece la energía Yang, los comportamientos y los valores relacionados y desfavorece el Yin, sus comportamientos y sus valores.

 

Si tantas personas asimilan por error el patriarcado a un problema de sexo, es porque todo el mundo sabe reconocer un hombre y una mujer, sabe diferenciar la estructura de uno y la estructura de la otra, pero pocas personas tienen acceso a, o se interesan por, la energía y menos aún por su diferenciación en dos polos opuestos o complementarios y, por tanto, poco saben percibir el tipo de energía que los anima. Reconocer estos datos clásicos de la energética permitiría comprender la esterilidad de un gran número de debates del feminismo y las razones de su poca eficacia. Abriría horizontes nuevos en la comprensión de la « pérdida de los valores » de la que se quejan tantos colombianos.

 


[1] Diccionario Microsoft  Encarta

[2] « El problema con las matriarcas es que en lugar de ser Pachamamas son Papamachas ». Luís Enrique Mejia

[3] THOMAS Florence. La mujer tiene la palabra. Aguilar, Bogota, 2001.

[4] MATURANA Humberto. El sentido de lo humano. Dolmen Ediciones, Santiago de Chile en coedición con TM Editores, Bogotá, 1998, p 315.