Le mala

El uso del mala (rosario de 108 cuentas) se recomienda fuertemente. Swâmi Sivananda decía que es « el fuete que conduce el espíritu hacia Dios ». Permite contabilizar las repeticiones del mantra. Permite respetar el objetivo diario (o a plazo más largo) que uno se ha fijado o que se recomienda. Cuando el Maestro transmite un mantra a su discípulo, le solicita repetirlo cierto número de veces, fija un objetivo al trabajo de su discípulo.

 

El meditante acompaña entonces la repetición del mantra del desgranamiento de su mala. El mala tiene 108 cuentas y un pompón.  El pompón simboliza lo Absoluto, el desgranamiento del mala representa el camino del peregrino hacia el Absoluto. Cuando se desgrana el mala y se llega al pompón, no se pasa, uno no se « salta » al Absoluto, se le alcanza. Después se da media vuelta, se voltea el mala y se comienza de nuevo en el otro sentido. Y así se comienza de nuevo sin cesar.

 

En la práctica, para la contabilización de los mantras, se redondea: en vez de 108 repeticiones, se cuentan 100 por vuelta de mala. En general se pide alcanzar, en una primera etapa, el número de 300.000 repeticiones del OM. Si se practican 1.000 repeticiones del OM por día (10 vueltas de mala), este primer objetivo de 300.000 repeticiones representa un trabajo de 300 días (10 meses). Con 10.000 repeticiones por día se alcanzaría el objetivo en un mes. Una persona que ha realizado este primer trabajo ya es diferente; una persona que ha recibido 300.000 veces el impacto del OM no puede ser la misma. Ya tiene una experiencia sensible de vida interior, ya sabe, porque lo siente, que este trabajo es realmente eficaz y de gran valor. Y se pasa al siguiente objetivo: un millón. Y así sucesivamente. Así, uno se puede encontrar personas que han repetido varios cientos de millones de veces el Mantra Universal OM.

 

Como lo mencionábamos anteriormente, se anota el trabajo en un cuaderno de japa, en el cual se registra el trabajo cotidiano. En este cuaderno, se efectúa la suma de las repeticiones cada semana, después cada mes, para seguir su progreso. Los días en que se dispone de más tiempo, se puede decidir duplicar el trabajo.